DEFICIENCIAS. Una de las puertas del núcleo del Molino. /A. B.
EL PUERTO

Los dueños de los locales de El Molino se niegan a que se cierre la zona residencial

El revuelo producido por los problemas de vandalismo, agresiones y continuas amenazas que sufren los vecinos del Parque Residencial El Molino, ha marcado diferencias de opiniones entre los afectados. Si bien todos están de acuerdo con el foco del problema, surgen discrepancias por las distintas vías a tomar a la hora de buscar una solución. Los vecinos que públicamente denunciaron este hecho ven en el cerramiento total del recinto la única forma de erradicar el problema. Sin embargo esto resulta un inconveniente para algunos vecinos, ya que algunos dueños de los establecimientos piensan que «la existencia de los locales comerciales en el interior lo imposibilita, porque iría en perjuicio de los negocios». Otros ven el parque como «zona de paso que no debe de cerrarse».

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Actualmente, sólo existe un convenio de cerramiento temporal que obliga a que en determinados horarios se efectúe el cierre del recinto. Este horario afecta a todas las puertas menos una, la más próxima a la sucursal de Unicaja, que no podrá ser cerrada hasta que el propietario de uno de los locales del interior, Antonio Fernández, no abandone la urbanización.

Fernández ha declarado al respecto que «siempre he estado dispuesto a solucionar cualquier problema» y que por ello accedió al cierre del recinto, ya que él es «uno de los más afectados» por el vandalismo, porque no lo sufre sólo de manera directa, por medio de robos y desperfectos, sino también indirectamente debido a la mala imagen que ofrece la urbanización a los clientes de su bar.