El secretario general del PSM, Tomás Gómez. / EFE
ESPAÑA

El PSOE encara sus 'agujeros negros' en Madrid y Valencia Diputados y senadores aceptan congelarse el sueldo el próximo año

El líder de los socialistas madrileños se entrega a Ferraz, pero el PSPV sigue desnortado

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El PSOE afronta a partir de hoy la reestructuración de sus federaciones más problemáticas: sobre todo Madrid y la Comunidad Valenciana, y en menor medida Castilla y León y Canarias. Los socialistas han dejado para después del verano las federaciones a las que más cuesta levantar cabeza y que mayores disgustos electorales han dado en los últimos años. Hacer que funcionen es el principal reto para este mandato del vicesecretario general, José Blanco, y la secretaria de Organización, Leire Pajín.

La paz interna está más garantizada que en otros tiempos en la siempre convulsa federación madrileña, pero lo que está por ver es si Tomás Gómez, elegido en un congreso extraordinario tras la dimisión forzosa de Rafael Simancas en julio de 2007, podrá revertir la racha de fracasos que los socialistas de Madrid encadenan desde hace 13 años. Rodríguez Zapatero apuesta por él. Y los críticos -que dicen representar al 35 ó 40% de la federación- no han presentado alternativa.

Lo cierto es que si esta vez no se acaba la sangría de votos que ha convertido las elecciones en un paseo militar para los populares Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón la dirección federal será más responsable que nunca. Ningún líder del PSM se había mostrado tan dispuesto como el ex alcalde de Parla a una coordinación, que raya en el tutelaje, con Ferraz.

Apenas puso oposición al cambio de estructura que la secretaria de Organización impulsó para acabar, sobre todo en Madrid y Valencia, con una atomización del poder que, a juicio de la dirección del partido, hacía ingobernable la formación. Gómez no sólo no se rebeló contra la dirección sino que ha reservado puestos claves de su equipo a gente de Rodríguez Zapatero y Blanco.

Coordinación

Los miembros de la dirección del PSOE que forman parte de la federación de Madrid, Elena Valenciano, Pedro Zerolo, Antonio Hernando y Maru Menéndez, se han comprometido a trabajar para que haya coordinación entre ambos órganos. Gómez ha reclamado además a Zerolo para la dirección regional en la que también quiere a la ministra de Vivienda, Beatriz Corredor, y la secretaria de Estado para Iberoamérica, Trinidad Jiménez. En Comunicación ha fichado al ex portavoz del Gobierno con Felipe González, Eduardo Sotillos y, como colaborador «de lujo» al ex subdirector de gabinete de Zapatero y actual asesor del Ministerio de Economía, Enrique Guerrero.

La mano de Ferraz es menos influyente en el aún más conflictivo PSPV, que tras la salida inducida de Joan Ignasi Pla hace casi un año está en manos de una gestora presidida por Joan Lerma.

Para el congreso del 26 y 28 de septiembre hay cinco candidatos: el alcalde de Morella, el lermista Ximo Puig; el de Alaquàs, Jorge Alarte; la ex dirigente de Izquierda Socialista Ana Noguera; el presidente del PSPV, José Luis Ábalos, y el director de la Fundación Jaime Vera para la formación de cuadros socialistas, Francesc Romeu. Eso demuestra la enorme fractura del PSPV.

En el PSOE de Castilla León, que celebra su congreso regional el 20 y 21 de este mes, la coordinación con la dirección federal es más que segura. Rodríguez Zapatero ha encomendado la ardua tarea de convertir al socialismo a una comunidad intrínsecamente conservadora al que fuera mano derecha de José Blanco hasta hace tan sólo dos meses, Óscar López. Los diputados y senadores de las Cortes Generales están dispuestos a congelarse el sueldo el próximo año como gesto solidario con los ciudadanos acuciados por la crisis económica. Hay unanimidad al respecto, al menos entre los parlamentarios socialistas y populares.

Lo que falta es acuerdo sobre la paternidad de la idea. Los socialistas, que pretenden obligar a todos sus alcaldes y concejales a olvidarse de subidas salariales, se consideran sus impulsores morales de la iniciativa.

Los populares aseguran que ellos ya lo propusieron en junio y que este mismo lunes presentaron un texto al respecto. Y el presidente del Congreso, José Bono, se erigió ayer como su ejecutor.

Ni unos ni otros son capaces de explicar, en todo caso, el impacto que la decisión tendrá sobre las arcas públicas. El sueldo base de un diputado es de 3.020,79 euros brutos al mes, según el régimen económico aprobado en la pasada legislatura. Pero a eso hay que sumar los gastos para desplazamientos que, en el caso de quienes son elegidos fuera de Madrid, rondan los 1.800 euros más. La presencia en órganos internos de las cámaras, como la Mesa, las presidencias de comisión o las portavocías, tiene además retribución específica. El salario más elevado es el del presidente y supera los 13.000 euros mensuales.

Para 2008 se aprobó un gasto de 98.404.718 euros en los presupuestos de la cámara baja, con una subida salarial para diputados, senadores y funcionarios del 3,5 por ciento respecto a 2007.

Ahora el portavoz del PSOE, José Antonio Alonso, y la popular, Soraya Sáenz de Santamaría, coinciden en que les toca a los políticos dar ejemplo.