Opinion

Cómo evitar al presidente

Es seguro que, de haberlo querido, el equipo de John McCain y la Casa Blanca habrían encontrado un fácil arreglo logístico para que el presidente Bush fuera la estrella de la convención republicana, pero no era tal el caso y se aprovechó muy bien el huracán Gustav para tenerlo a distancia y hacerle enviar su reducida intervención vía satélite.

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El pronóstico sobre qué diría el presidente se cumplió resumido en un slogan gráfico: «John McCain es el hombre que necesitamos», porque el país debe mantenerse alerta ante la eventualidad de «un segundo 11 de septiembre (...) y estar a la ofensiva, no esperando el ataque». La dimensión militar y de seguridad del candidato, su carácter independiente y su biografía como valeroso prisionero de guerra en Vietnam, fueron los argumentos de Bush.

El equipo de McCain, con el poderoso jefe de su campaña, Steve Schmidt, al frente, sabe mejor que nadie hasta qué punto es preciso disociar a su hombre del presidente, cuya impopularidad (30 % de aceptación con una sostenida ventaja para los demócratas en las legislativas parciales de noviembre) bate récords.

Pueden lidiar, mal que bien, con el caso Palin, candidata a la vicepresidencia en torno a la cual la Convención cerró filas, o con el centrismo que se atribuye a McCain en el campo republicano ultra y percibe su problema central en el mensaje demócrata de que éste es la otra cara de la misma moneda, Bush, y su eventual victoria más de lo mismo.

Para atenuar esa impresión, que las encuestas confirman (véase la de USA Today, que descubre que dos tercios de los votantes, en diversos grados, vinculan a McCain con los ocho años de Bush), se cuenta con moderados o independientes, los que piden el voto para un hombre, no para un partido. La figura clave en este orden es el senador Joseph Lieberman.

Antiguo demócrata y candidato a la vicepresidencia con Al Gore en 2000, perdió las primarias en Connecticut, pero se presentó como independiente y obtuvo el escaño. No tiene carnet, pues, y en el Senado vota según lo tiene por conveniente, pero en la elección está a fondo con McCain, quien -se dice- habría querido hacer de él su vicepresidente lo que vetó su equipo porque es incompatible con la derecha evangélica.