DOCENCIA. El sacerdote en una de las aulas del Instituto de Ciencias Religiosas de nuestra ciudad. / CRISTÓBAL
Jerez

«El matrimonio entre homosexuales, el aborto...hay temas con los que no se juega»

El presbítero y párroco de San Enrique y Santa Teresa en Guadalcacín adelanta que en dos años estará finalizado el nuevo complejo del Instituto Superior de Ciencias Religiosas en la calle Taxdirt

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El Instituto de Ciencias Religiosas (ISCR) Asidonense va este curso por el cuarto año como institución docente en Jerez. Nació como fruto de una larga gestión que realizó la Diócesis en la persona del Obispo Don Juan del Río. Pertenece a la Universidad Pontificia de Salamanca y como tal confiere títulos de Diplomatura y Licenciatura en CC. Religiosas. Ahora en este mes de septiembre algunos alumnos realizaran su examen de grado para obtener la Diplomatura en CC. Religiosas y continuar así con el bienio de Licenciatura. Títulos que gozan de validez civil a todos los efectos. Orgulloso del resultado de estos años, su director me lo va contando mientras me abre puertas, me enseña despachos, «ahí está Caritas, aquí las aulas del Instituto » y así charlamos por los relucientes pasillos del Obispado de Jerez. Este hombre joven, de 30 años, tiene a su cargo la Escuela Diocesana de Teología y algo muy entrañable, párroco de una Parroquia. «La de San Enrique y Santa Teresa de Guadalcacín». Señala que los tres cometidos son realidades complementarias. «Todo lo hago en mi condición de Presbítero. Tengo la suerte de contar con un buen equipo así se pueden llevar todas las tareas adelante». Nos paramos en el patio de los Jazmines nombre poético y lugar donde se detiene el tiempo y nosotros.

Estudios

El Instituto de Ciencias Religiosas lo componen un claustro de 20 profesores de diferentes especialidades. De ellos, 12 son doctores y el resto licenciados y masters. «Algunos somos sacerdotes y otros no, de hecho también lo forman algunas profesoras».

En la actualidad cuenta con más de 70 alumnos procedentes en su mayoría de la geografía diocesana. El grupo lo forman seglares, hombres y mujeres en una proporción semejante y algunos religiosos y religiosas. Fundamentalmente son diplomados y licenciados que buscan una formación en las disciplinas humanísticas y teológicas o salidas laborales.

El alumnado suele ser de profesionales de varios campos como la sanidad, educación o funcionarios.

Sede

Los estudios están estructurados según el sistema universitario de créditos. «Lo organizamos de manera que sean fácilmente asequibles a personas en edad laboral, que tienen que compartir el horario con las tareas familiares y pastorales». La sede está en el Obispado, donde se imparten las clases y demás actividades académicas. Pero esto no deja de ser temporal pues la Diócesis está embarcada en la construcción de un complejo, en la calle Tardixt sede del antiguo Seminario, que estará dividido en tres áreas: Seminario; módulo docente con los Institutos Teológico (dónde estudian los seminaristas) y de Ciencias Religiosas; y la residencia sacerdotal.

El presbítero explica que el estudio arquitectónico está hecho y la empresa encargada «metiendo manos a la obra». Estimando que dos años todo esté finalizado.

Director

José Manuel Sánchez-Romero Martín-Arroyo comenzó sus estudios eclesiásticos en el Centro de Estudios Teológicos de Sevilla, de ahí «pasé a la Universidad Pontificia de Salamanca, donde los acabé. Posteriormente, fui enviado a Roma para cursar una especialidad en Teología, y me licencié y doctoré en Teología Moral en la Academia Alfonsiana de la Universidad Lateranense. Me ordené de presbítero el 12 de octubre de 1995».

- Y ¿cómo va la Iglesia José Manuel? O le llamo señor Párroco, director

- Puede llamarme José Manuel, como hacen todos. La Iglesia, pienso, que goza de una vitalidad sorprendente. No comparto esas lecturas pesimistas sobre ella que indican que no se la conoce de cerca. Son muchos los signos de autenticidad y adultez en la fe que pueden encontrarse en cualquier comunidad o realidad eclesial.

(Ya me lo hizo saber el Sr. Obispo que con José Manuel se podía hablar de todo y que respondería muy bien a mis cuestiones. Pues allá voy)

-Vivimos en un mundo preocupados por lo material y el ser feliz a toda costa.

- Desgraciadamente hay quienes sólo buscan lo material pensando que eso les hará feliz. Ser feliz es lo que busca todo hombre, pero no todo lleva a una auténtica realización de la persona. La auténtica felicidad conlleva atender al hombre en todas sus dimensiones, no sólo en satisfacer algunas. Olvidar las dimensiones superiores es un recurso fraudulento. La plena felicidad pasa por el encuentro con Jesucristo y la vivencia de la fe en el seno de la Iglesia. Solo Él da plenitud a la vida. Ignorar esto es caer en el error que decimos. Reducir las necesidades del hombre a lo material es empobrecerlo.

- Se vende el bienestar a través de pastillas. Para tener buen ánimo, para tener más energía, para vivir mejor el sexo Pero para lo espiritual ¿qué?.

- El autentico bienestar no se compra ni se vende. Se puede fingir un tiempo, pero enseguida el hombre descubre qué hay realmente en su corazón. Esto tiene que descubrirlo cada uno, la propia vida se encarga de hacernos pasar momentos que nos ayudan a comprender lo necesario que es tener una vida espiritual fuerte y sólida.

- ¿Cómo ve a la juventud?. No sólo a la que usted trata que será la de misa los domingos y ayuda a los demás. El resto que vive con otras necesidades.

- Mi contacto con los jóvenes no se limita a los que pertenecen a grupos católicos, sino que tengo la oportunidad con tratar con otros de ámbitos muy diversos. La juventud es, en mi opinión, el espejo de la sociedad. Mi impresión es ambivalente: por una parte veo y constato cada día generaciones de jóvenes cargados de valores, iniciativas y por otra, esos mismos jóvenes que dejan ver las huellas de sistemas educativos muy cuestionables, de la crisis de la familia o de tanta complejidad como vive hoy la sociedad, cerrándoles el paso a la vida laboral, o al derecho a un vivienda donde construir una familia. La juventud puede que tenga necesidades, como usted me pregunta, pero no materiales precisamente.

- José Manuel, convenza a los descreídos

- Un descreído, como usted lo llama, si es inteligente sentirá la necesidad de responderse al tema de la fe. De buscar esos argumentos que a otros les ha valido como soporte de su existencia. El ISCR le permitirá un ámbito de reflexión en todo aquello que afecta al hombre y su entorno social: desde lo interior de su persona a la vida social, política, familiar, etc

- ¿Cómo podemos ser más solidarios, de qué manera podemos ayudar a los demás?.

- Convirtiéndonos al Evangelio, que siempre será reproducir la imagen de Jesús el Buen Samaritano. Luego colaborando con tantas instituciones de la Iglesia como Manos Unidas, Cáritas, o de fuera de ella que luchan día a día a favor de los más necesitados.

- ¿ Pensamos demasiado en nosotros mismos?

-Es posible, es el síntoma del individualismo de la opulencia. Bastaría con dialogar un poco con nuestros misioneros o con los religiosos que se dedican a la caridad para darnos cuenta de cuanto sufrimiento y soledad hay en nuestro entorno.

- ¿Echará en falta al señor Obispo cuando se vaya de Jerez?

- Se echa en falta a los muertos. A los vivos que están a kilómetros de distancia basta con llamarlos o visitarlos si se quiere.

- ¿Cómo es Don Juan como persona y como Obispo?

- Don Juan es un obispo católico y entre nosotros ejerce de padre y pastor. Y la calidad de la persona se mide por sus amistades. Pregúntele cuantos tiene. Basta con ver cuantos les han visitado en estos años.

- Qué virtudes le ve y si tiene algún defecto y, ya que estoy hablando con un cura, ¿se atreve a confesarlo!

- No tengo ningún problema en confesárselo a él personalmente, que es lo más evangélico.

- Como párroco cuales son los temores, los miedos o las dudas que nos planteamos las personas.

- El hombre europeo, víctima del secularismo, vive acosado por el sentido de su existencia. Cuando no se sabe por qué y para qué vivimos todo lo que hacemos se vuelve monótono y cansino. Ignorar que somos imagen de Dios conlleva un deterioro antropológico que devalúa al hombre, que le lleva a la des-esperanza, a la angustia y que tiene repercusiones dramáticas en el orden social.

- Algunos dicen que ellos se confiesan ante Dios que no va a contar su vida a un hombre por mucha sotana que tenga. ¿Qué les contesta?

- Que no conocen lo que es el sacramento del perdón. Que olvidan que es de lo más hermoso que tiene la vida de la Iglesia, porque permite al hombre encontrarse con la misericordia de Dios y reemprender su camino. Si el problema es hablar con un hombre, ¿para qué se va al psicólogo? Eso es tan absurdo como olvidar la necesidad que tenemos las personas de hablar, de ser escuchados y de aprender de los otros. El sacramento junto al perdón incondicional de Dios es una escuela de humanidad.

- La gente suele decir la verdad a la hora de confesarse o solo cuenta los pecadillos por vergüenza o para que no se asusten ustedes

- Ningún cura se asusta al oír a un hombre arrepentido. La Iglesia, como decía Pablo VI es experta en humanidad, y el ministerio sacerdotal, en ese sentido, permite conocer la verdad del hombre: sus grandezas y sus miserias.

-Señor Párroco, ¿cómo ha evolucionado la Iglesia, en qué ha cambiado y cómo se ha adaptado a los tiempos?

- La Iglesia cada día se renueva. Hace unos años asistíamos al gran acontecimiento que fue el Concilio Vaticano II que preparó a la Iglesia para entrar en el Tercer Milenio, como decía Juan Pablo II. La Iglesia católica en el postconcilio ha sabido situarse ante la modernidad, sin miedos, sin complejos, con una actitud dialogante, atenta a los problemas y preocupaciones de los hombres Lo que pasa es que en este tema hay mucha demagogia. La Iglesia no tiene que ir con los tiempos como piden algunos. La Iglesia tiene que ir con el Evangelio para servir al hombre de cada tiempo, que es distinto. De lo contrario se convertiría en una veleta al servicio de los poderes dominantes. Y la Iglesia católica sólo reconoce como Señor a Jesucristo.

- Primero los divorcios, después el aborto, los matrimonios entre personas del mismo sexo

- Y esperemos que todo pare ahí Nuestros gobernantes deberían aprender que hay temas con los que no se juega, que no deben ser objeto de campañas electorales Con respecto al aborto, yo digo con Julián Maria, que una sociedad que admite el aborto con naturalidad es una sociedad enferma. En otros aspectos de índole moral, la discrepancia de la Iglesia viene por el alto sentido y estima en que la Iglesia tiene a la persona, la vida humana, su sexualidad, la familia etc. Hay actitudes y realidades que no alcanzan a esta visión cristiana.

- Qué queda. ¿Qué se casen los curas?... O eso es imposible e innecesario?

- No es cuestión de necesidad o de posibilidad En esta cuestión se trata de valorar lo que significa el celibato para la vivencia del ministerio en la Iglesia católica. Tal como en ella lo vivimos, es un principio de espiritualidad que nos identifica con Jesús que consagró su vida entera al servicio de los demás. A la Iglesia, realidades como el hambre en el mundo, la violencia en el seno de las familias o el problema del paro entre otros, le preocupa más que algunos curas se quieran casar De hecho, el celibato en los sacerdotes no es un problema para la Iglesia. Otras iglesias que admiten que sus pastores se casen viven momentos de crisis fuertes, tanto en vocaciones como en la propia identidad.

- ¿Es necesario creer?

- Al menos, yo afirmaría, que es una pena no creer. La fe es el don más grande que puede tener una persona. Más allá de la salud, de la prosperidad o de la inteligencia Sin ella, todo lo demás se vuelve tibio y con ella todo alcanza grandes horizontes.

- Es todo un reto hacer creer al que no cree. Cómo convencer al que está leyendo esta entrevista y es un mar de dudas

- No es sólo un reto. Anunciar el Evangelio es, sobre todo, un mandato del Señor. La Iglesia vive para la misión y todos conocemos personas que al convertirse y vivir la fe sus vidas han tomado giros muy distintos. A ellos es a quienes habría que preguntar si es necesario creer Siempre en la historia de la Iglesia se han dado grandes conversiones, y sigue habiéndolas en la actualidad como el testimonio emotivo, al que todos hemos asistido recientemente, de cómo Ingrid Betancourt ha abrazado la fe tras una larga etapa de cuestionamiento. A los que viven un mar de dudas, como usted dice, yo los invito a que, con limpieza de corazón, se acerquen y conozcan la vida de la Iglesia. Les adelanto que se sorprenderán

- Por cierto dicen que la duda es buena. En la historia de la religión hemos tenido algunos santos que han dudado

- La duda no es mala, es el camino a la sabiduría. Todo creyente adulto en la fe ha tenido que afrontar dudas que le han permitido crecer. Pero la duda tiene que nacer del corazón inquieto. La cantidad de libros, películas que hoy se editan sembrando la duda, sólo indica que la fe sigue siendo un tema de máxima actualidad porque es vital en la vida del hombre. Pero esa duda intencionada no pasa de la rentabilidad económica de los que la aprovechan en beneficio propio.

- ¿Quién nos creo padre?

- Dios. El libro del Génesis lo narra con una riqueza lingüística y literaria increíble. A partir de él, la enseñanza de la fe ha ido mostrando cómo el origen del hombre está en Dios y para nada en contradicción con cuantos avances o descubrimientos logre la investigación científica.

- Cuando las personas pasan por una tragedia en su vida, se preguntan ¿por qué a mi? Es más, se cuestionan porqué Dios permite estas cosas. Qué se le dice en estos casos

- El tema del dolor, del sufrimiento, siempre ha despertado la pregunta en el hombre. De él se ocupa tanto el arte como la filosofía, pero nada conforta tanto el corazón sufriente del hombre como la fe. El libro de Job enseña que Dios es la respuesta al corazón inquieto o doliente y que sólo la esperanza en la justicia divina alienta que la vida merezca la pena ser vivida en muchos casos. El Cristo Crucificado, que tanta imaginería bellísima ha plasmado, es la respuesta de Dios y el consuelo de los más pobres.

- ¿Qué hay después de la muerte?

- La vida eterna para cuantos la esperamos y creemos en ella.

- ¿Y después de esta entrevista?

-Pues muy sencillo, usted. a servir a la verdad en su periódico y yo a seguir anunciando la verdad que salva al hombre, que para eso soy presbítero

Y además un hombre atento, muy preparado y que, desde esa mirada inteligente no elude, si usted ha tenido interés en llegar hasta el final de la entrevista, ninguna pregunta por muy comprometida que haya sido.