ESCOLTADO. Juan José Padilla, abandona consternado y ante la Policía el coso palentino. / EFE
Toros

Padilla se expone a una sanción tras una corrida escandalosa en Palencia

Se negó a banderillear, a torear de muleta y escuchó los tres avisos entre una gran bronca

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El torero jerezano Juan José Padilla protagonizó durante la noche del lunes una polémica faena en Palencia que puede costarle, incluso, una sanción administrativa si las instituciones responsables del festejo taurino consideran que incumplió el reglamento. El barullo tuvo lugar durante el primer festejo de la feria de San Antolín, cuando Padilla escuchó los tres avisos mientras caía muerto el cuarto toro, animal al que se había negado a banderillear y a torear de muleta. Sólo accedió a matarlo, además, cuando ya habían sonado los dos primeros avisos.

El decepcionante ganado de la convulsa corrida corrió a cargo de Laurentino Carrascosa, con un primero de San Miguel. El jerezano saldó su primera faena con silencio, pero fue en su segundo cuando cosechó la bronca tras tres avisos. Sus compañeros de cartel, El Capea y Carlos Doyague consiguieron silencio y oreja con su lote. El matador gaditano ya comenzó con mal pie su concurso en la plaza palentina.

Con su primer toro, el público le achacó que lo dejase picar demasiado, lo que provocó que el astado se parara y careciera de recorrido en el último tercio. La tensión apareció ya en los tendidos. El propio Padilla asegura que ya en ese toro comenzaron los insultos y las faltas de respeto.

Pero el escándalo se desató con el cuarto toro, de Laurentino Ca-rrascosa. El jerezano se vino arriba y recibió con tres largas cambiadas al astado, en evidente gesto de positiva actitud y de buena predisposición. Sin embargo, la mansedumbre del animal impidió la reconciliación con el público. Un caótico tercio de varas complicó la situación. Ante las pésimas condiciones de la res, Juan José Padilla decidió no tomar los palos y cedió al peonaje la ejecución del tercio de banderillas.

Esta renuncia volvió a encender al público, definitivamente contra la actuación de Padilla. El entorno se convirtió en una monumental bronca cuando el torero, tras un leve amago de iniciar faena, soltó la muleta y se retiró a la barrera «para ver si, esperando un tiempo prudencial, el público se apaciguaba», según ha declarado después. Pero ocurrió todo lo contrario.

El propio Padilla argumenta que «la gente se puso muy en contra, gritándome y faltándome el respeto de una forma que no creo que deba aguantar nadie que sale a una plaza vestido de luces».

Pese a todo, el jerezano afirma que jamás renunció a matar al toro ni que tuvo intención de permanecer inmóvil premeditadamente hasta que sonaran los tres avisos, sino que sólo esperaba el momento oportuno para tomar la espada y acabar con el toro. Esto sucedió cuando ya se produjo el segundo aviso. Tras pinchazo y estocada, sonaba el tercer aviso mientras el toro caía muerto.

El matador se muestra contrariado por todo lo ocurrido y pide disculpas a los aficionados que iban a verle con la intención de disfrutar de su toreo.

Pese a esta actitud, el delegado gubernativo ha escuchado la versión de Padilla y no se ha pronunciado. Cabe la posibilidad, aún, de que la autoridad del festejo interprete que el comportamiento del diestro en Palencia merece una sanción.