KAMEL, superado por dos rivales en la llegada del 800. / AP
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Los 'adoptados' de Bahrein, sin premio

Tras fallar en las finales de ayer, el gran resultado del país asiático ha sido el oro de Ramzi en 1.500

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A Maryam Jamal le gusta ir rápido. No sólo para ganar sus carreras sino para recuperar el tiempo que ha perdido en la vida. Etíope de nacimiento -su nombre real es Zenebech Kotu Tola- se exilió de su país y se quedó a vivir en Suiza. Tenía mínima para Atenas y no le seleccionaron como represalia por su decisión.

En Suiza pidió la nacionalidad, pero no se la concedieron porque se necesita vivir un mínimo de 12 años antes. Por eso la solicitó a Francia, Estados Unidos, Canadá y Bahrein. Sólo estos últimos le respondieron y para ellos ganó el Mundial el año pasado. Aquí era la gran favorita, la única que ha sido capaz de correr por debajo de cuatro minutos una vez que sancionaron a las rusas Soboleva, Tomasova y Fomenko, a la rumana Popescu y a la búlgara Yordanova.

Jamal, siempre con prisa, tiró fuerte a falta de 450 metros. Demasiado largo lo fió. El grupo se abrió mucho, pero la keniana Langat se quedó a su lado guardando un último cambio que acabó con Jamal y con su moral. Se hundió y, en una patética recta final, acabó quinta.

Tampoco tuvo opciones Youssef Saad Kamel en la final de los 800 metros. Y eso que en sus genes lleva el sello ganador de su padre. Cuando era keniano, era conocido como Gregory Konchellah, hijo del mítico mediofondista Billy Konchellah, que fue campeón del mundo de la distancia en Roma'87 y Tokio'91, y bronce en Stuttgart'93. Su hijo, fichado por el país asiático, fue bronce en el Mundial 'indoor' de Valencia y ayer quedó quinto.

De este modo, el gran éxito de Bahrein, país que ha adoptado atletas en pos de la gloria, ha sido el título del ex marroquí Ramzi en el 1.500.