DEL PUENTE A LA ALAMEDA

'Pleonexia'

En esta sociedad como la nuestra, en la que priman más los episodios que impactan que los hechos que importan, deberíamos acudir de vez en cuando a esos libros que nos proporcionan las claves que nos ayudan a ordenar y a interpretar los excesivos datos de la actual pleonexia, esta alocada y desigual abundancia de información, esta colosal cantidad de bienes mal repartidos, este caos de un mundo que nos conduce vertiginosamente hacia el malestar y hacia la irritación de unos, y hacia el bostezo y hacia el aburrimiento de otros.

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A partir de ahora la Biblioteca Digital Miguel de Cervantes va poner a disposición de los lectores que se sientan atraídos por las cuestiones relacionadas con el pensamiento lingüístico, ético, filosófico, sociológico y político, una abundante serie de obras de Retórica y de Poética con el fin de que puedan volver su atención hacia ese arsenal de voces que trascienden las culturas y las épocas para que, así, podamos explorar, iluminar y tomar conciencia del profundo sentido de los comportamientos humanos, desvelar sus misterios, señalar unos caminos que aún están inéditos, diseñar unos métodos nuevos y unas vías despejadas que nos conduzcan a una progresiva liberación personal.

Aunque aceptamos que los factores externos de la sociedad y las circunstancias cambiantes de la historia influyen en la configuración de nuestros pensamientos, de nuestras actitudes y de nuestros comportamientos, hemos de reconocer que todos poseemos un fondo común que, al menos, nos permite que nos reconozcamos como seres humanos. Las raíces de este denominador común podemos encontrarlas si buceamos en los principios, en los criterios y en las pautas que nos proporcionan los tratados del bien hablar y del bien escribir. Los intelectuales más eminentes -desde Aristóteles hasta Chomsky- nos han explicado hasta la saciedad cómo las pautas retóricas constituyen un conjunto de esquemas que guían nuestro pensamiento y orientan nuestros comportamientos individuales y nuestras relaciones sociales.

Juzgamos que el regalo que nos ofrece esta Biblioteca representa no sólo una imprescindible ayuda para conocer la historia de nuestra civilización, sino también un valioso instrumento para penetrar en las ideas éticas y estéticas de nuestro tiempo. Sí, es una pena que los políticos profesionales carezcan del tiempo necesario para leer estas obras que tanta luz les arrojarían para analizar sus respectivas concepciones del poder, de la democracia, de la justicia y de la libertad; tampoco estaría de más que los escritores y los artistas advirtieran lo útil que les resultaría el conocimiento de esas otras ideas que, en contra de los tópicos tan repetidos, defienden la investigación abierta y estimulan la creación libre, sin las limitaciones impuestas arbitrariamente por las instituciones coercitivas, que usan unos procedimientos represivos, opresivos y destructivos.

En mi opinión, esta Biblioteca Virtual nos ofrece además la posibilidad de que, comparando los tratados antiguos con los contemporáneos, averigüemos cómo las técnicas que nos proporcionan las Retóricas y las Poéticas para componer discursos elocuentes y bellos, poseen una base estática que merece la pena conservarla ya que se asientan en los principios éticos que definen al ser humano. Nos atrevemos a aventurar que la lectura de estos libros, densos y sencillos, y el análisis de los conceptos que encierran resultarán útiles para los que pretendan iniciarse en estos ámbitos disciplinares, y enriquecerán a los cultivadores de cualquiera de las Ciencias Humanas.

Son conjuntos que nos los han ido fraguando algunas de las teorías más actuales para que, en los análisis de los discursos políticos, nos habituemos a distinguir entre lo nuevo y lo viejo, entre los intereses del individuo y de la sociedad, entre lo útil y lo honesto. Es un instrumento útil, no sólo por los sugerentes análisis que hace del desconcierto mundial, sino también por las perspectivas que atisba de futuro en la dificultosa búsqueda de unidad, de razón y de conciencia ética. Más agudos y más lúcidos que la actualidad, los elementos que comparten las diferentes lenguas y en las distintas épocas históricas, y que podemos denominar «lenguaje innato o conocimiento instintivo».

Como es sabido, resulta imposible descifrar los significados de los textos actuales que, desde la Teología, Filosofía, Estética, Antropología, Sociología, Psicología o, incluso, desde la Teoría de la Literatura, se proponen comprender al ser humano y sus manifestaciones más peculiares, sin conocer los sentidos precisos de esos términos que usan los especialistas más cualificados como, por ejemplo, «aplicación», «arte», «dialéctica y retórica», «diálogo», «finitud», «interpretación», «método», «símbolo», «tradición» y «verdad».

No tengo la menor duda de que es una referencia inevitable para los politólogos y para los analistas políticos.