«Veía 'Los Intocables' en casa de los vecinos después de cenar»
Jordi Estadella (Barcelona, 1948) recuerda con precisión cómo cuando tenía 17 años se rompió una pierna. ¿Y qué corta fue aquella convalecencia! «Estaba escayolado y mi padre me trajo una tele». Era la primera que entraba en su casa. Los años anteriores, el catalán y su familia se habían acostumbrado a bajar al tercero -ellos vivían en un cuarto- a la casa de los vecinos, que ya tenían tele desde hacía tiempo. En esas visitas fue descubriendo el periodista aquel mundo inabarcable que se le ofrecía a través de la pantalla. «La tele supuso poder acceder a un mundo más o menos informativo y más o menos de entretenimiento», matiza Estadella.
Actualizado: GuardarY entretener, sí que se entretenía. Especialmente con las aventuras de Los Intocables, uno de los clásicos policíacos de los años sesenta y uno de los títulos para el recuerdo. «Era magnífica, como ver minicapítulos de películas, había mucha acción y eso hacía de ella una serie muy atractiva. La veíamos en casa de los vecinos, después de cenar. Unas veces bajaba con mi padre y otras con mi hermana», rememora el presentador, quien también disfrutó de las aventuras de Perry Mason y, más tarde, de Miami vice.
De la tele de su juventud, «cuando emitían La casa de los Martínez, 300 millones y Escala en Hi-Fi, que te acercaba a la música de una manera cachonda», Jordi Estadella recuerda algunas figuras que, por méritos propios, se han ganado un hueco en la memoria televisiva de los españoles. «Cuando vi a Kiko Ledgard me sorprendió mucho. Presentaba un concurso para niños y hablaba con ellos como lo haría cualquiera en la calle, era muy natural». Algo que, por entonces, se agradecía enormemente, acostumbrados como estaban los espectadores a «bustos parlantes con chaquetas y corbatas».
