«Mi debilidad e inspiración es la australiana Cate Blanchett», asegura la intérprete. / ANTENA 3
PILAR ABELLÁ ACTRIZ

«Tengo seis perros en casa»

La intérprete lucense se despide hoy de 'Rex', un policía diferente', serie de la que ya ha grabado una nueva tanda de capítulos

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Pilar Abella fue la única actriz española de la que ha sido la coproducción más cara de la historia de la televisión europea, Guerra y paz, y su participación en esta ambiciosa apuesta continental le valió un papel en un título ya clásico en las parrillas de Antena 3, Rex, un policía diferente. De origen lucense, la hija del que fuera embajador de España ante la Santa Sede, Carlos Abella, se despide hoy de los cerca de dos millones de espectadores que han seguido la novena temporada de la ficción protagonizada por un pastor alemán. Abella encarna en Rex... a una experta forense.

-¿Qué le llamó la atención del papel?

-En Guerra y paz hice de dama de compañía francesa, una mujer apagada, silenciosa y superficial. Me apetecía cambiar y me interesó mucho la propuesta de interpretar a una mujer tan profesional y eficiente, y con tanto carácter.

-Usted también parece una mujer fuerte.

-En todos los personajes metemos algo nuestro. Yo también soy muy tenaz y tengo las ideas bastante claras. Pero con los hombres no soy tan lanzada como ella. Lo más divertido de este trabajo es que hay muchos personajes por hacer.

Fan de CSI

-Y de todos esos personajes que están por hacer, ¿a alguno diría que no?

-No sé. Todo hay que verlo en el contexto de la historia. Hay roles que no me gustan, pero por eso precisamente sería un reto interpretarlos. Lo interesante es meterte en la piel de los que están más alejados de uno.

-Una curiosidad, ¿ha visto CSI?

-Soy fan de la serie. Cuando hago un trabajo no pienso en las posibles comparaciones. Además, hay una diferencia muy clara: Rex es europea y las tramas, los personajes y los métodos para resolver los casos no son cercanos. En cambio, lo que pasa en Las Vegas...

-¿Le costó conseguir este trabajo?

-Ni siquiera hice pruebas. En Guerra y paz había siete productores y a uno de ellos, el alemán, le gustó lo que hice y me propuso Rex. Esta profesión es muy complicada y aleatoria porque a veces estás una semana estudiando, sin salir de casa, para un cásting, y otras te viene el trabajo sin hacer ningún esfuerzo.

-¿Cómo se lleva compartir protagonismo con un can?

-Estupendamente. Es que no hay que compartir, porque tengo muy claro que el protagonista es el perro, Henry, un animal inteligentísimo y muy divertido. Al principio, su cuidador no quería que nos acercáramos cuando estaba descansando, pero ahora ya jugamos mucho con él. Yo estoy en mi salsa porque tengo seis perros.

-En España no es muy conocida a pesar de haber hecho series (20 y tantos, Escenas de matrimonio y A tortas con la vida) y películas (Café, solo o con ellas?', ¿Y tu quién eres?, Santa Teresa y Manolete).

-Me queda mucho camino por delante. En los últimos dos años no me pasado mucho tiempo en España, donde vivo y están mi familia y amigos. Me gustaría hacer más cosas aquí, pero lo importante es crecer profesional y personalmente, no la nacionalidad de los trabajos.

-¿Qué le parecieron Penélope Cruz y Adrien Brody?

-Muy simpáticos.

-¿Le gustaría tener la carrera de Cruz?

-Me gustan mucho los intérpretes españoles, pero mi debilidad e inspiración es la australiana Cate Blanchett. Y también Meryl Streep, que siempre resulta mágica.

-Tener un físico como el suyo ayuda.

-A veces. He acabado harta de hacer de guapa tonta, por eso estoy encantada con mi próximo proyecto, una película que se hará en Colombia en la que soy una mujer sumida, maltratada.

-Su padre, diplomático, ¿qué le dice?

-Al principio no estaba muy contento. Lo que desconocemos nos da miedo y él no sabía cómo ayudarme ni asesorarme en una profesión de la que no tenía idea. En Rex canto en un local de jazz y cuando vio la escena me comentó que era igual que Gilda.

-Creo que se interesó por la interpretación leyendo a C.S. Lewis.

-Leía Las crónicas de Narnia y representaba los personajes. A los 12 años, mi madre me regaló obras de Shakespeare y, aunque no lo entendí todo, sentí curiosidad por saber cómo se llegaban a transmitir tantos sentimientos y sensaciones.