Proteger el cuello y la cabeza antes de lanzarse al agua es una de las principales recomendaciones de Sanidad. /ARCHIVO.
EN PLENO VERANO

Cuidado con las zambullidas y el exceso de sol

Sanidad aconseja a los bañistas adoptar una "actitud prudencial" al lanzarse de cabeza en una piscina, en un río o en el mar para prevenir las lesiones medulares y evitar las insolaciones

MADRID Actualizado: Guardar
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Con el verano crece una ardiente obsesión por tomar el sol, ir a la piscina y zambullirse en el agua. Pese a estas necesidades se deben tener en cuenta algunas recomendaciones para disfrutar verdaderamente de este caluroso periodo.

Como en años anteriores, el Ministerio de Sanidad y Consumo ha aconsejado a los bañistas que adopten una "actitud prudencial" al lanzarse de cabeza en una piscina, en un río, o en el mar para prevenir y evitar las lesiones medulares producidas por zambullidas. Asimismo, ha recomendado comprobar que la profundidad es "suficiente" para no colisionar con objetos u otras personas.

Antes de lanzarse de cabeza se deben colocar los brazos en prolongación del cuerpo, "para protegerse de esta forma el cuello y la cabeza", ha explicado el director general de Salud Pública y Exterior, Ildefonso Hernández, quien a su vez ha indicado no bañarse en zonas próximas a desagües.

No excederse con la exposición al sol

Al introducirse en piscinas y duchas publicas es recomendable calzar zapatillas de goma para evitar infecciones por hongos como el 'pie de atleta'. Además, se debe prestar "especial atención a los cortes de digestión"; lo recomendable es ducharse antes del baño para favorecer la aclimatación térmica del organismo y evitar complicaciones, "sobre todo en niños pequeños y en personas con problemas cardiacos y alérgicos", ha subrayado el experto.

Por otra parte, teniendo en cuenta que ésta es la época en la que los rayos del sol son más dañinos, y la piel está más sensible, "una adecuada protección es fundamental", sobre todo porque "los efectos negativos de la exposición prolongada al sol son acumulativos", ha reiterado el director general de Salud Pública.

De hacer lo contrario, las consecuencias pueden ser quemaduras, insolaciones, afecciones oculares, alteraciones del sistema inmunitario o el envejecimiento cutáneo prematuro, así como el aumento de la prevalencia del cáncer de piel -carcinoma y melanoma maligno-.

Respecto al bronceado, hay quienes se exceden en tomar el sol y pueden llegar a padecer tanorexia, un trastorno que impide a las personas estar satisfechas con su tono de piel. Éste, afecta sobre todo a los mujeres de entre 20 y 40 años. Su obsesión les lleva a combinar peligrosamente playa y solarium ignorando las recomendaciones.