Cartas

Hecho en Cádiz

En una época como la actual, en la que todos los productos aparecen con un sello característico, distintivo o una denominación de origen, podemos destacar una de las firmas de mayor representación de nuestra cultura: lo hecho en Cádiz; bastan tres ejemplos:

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El primero lo podemos encontrar en las modernas infraestructuras ferroviarias de la Bahía. Se trata de la altura de los andenes no adaptados para los nuevos modelos de trenes Civia. Aptos para discapacitados. Los andenes son muy bajos, con la altura antigua pese al cemento fresco, y los accesos adaptados no sirven. En la estación sin nombre de Cádiz se ha solucionado alzando los nuevos andenes unos cuantos centímetros, pero en la flamante y reciente estación de San Fernando-Bahía Sur, debido a la situación central de los ascensores y las escaleras mecánicas se ha alzado solo la cabeza del andén.

El segundo producto característico hecho en Cádiz se llama «no tenemos sitio en para que el segundo puente vierta todo su tráfico». Esto, después de haber poseído y vendido los «terrenos ociosos» de Astilleros, demuestra que pese al «impulso» municipal para la construcción de La Pepa no existía planificación alguna, salvo la de la ubicación de El Corte Inglés, claro. El puente está ya en construcción, aun no se sabe cómo llegará a Cádiz y todo el mundo se cuelga medallas. ¿A nadie se la cae la cara de vergüenza?

Y el tercero, y del que aun nos queda mucho por ver, es el del Bicentenario. ¿Tan difícil es que todos nos pongamos de acuerdo para obtener un beneficio común? Es vergonzoso, como gaditano, observar los juegos políticos de todas las instituciones implicadas en el evento. Desde el lamentable espectáculo ofrecido por la Junta y el Obispado por el Oratorio. Hasta la incompetencia del Ayuntamiento demostrada en la colocación de banderolas conmemorativas dañando edificios protegidos. Mientras los gaditanos en silencio, sin inmutarse, son espectadores de todo este circo. Y aun quedan cuatro años para los fuegos artificiales.

Natael Bello Pedreño. Cádiz