SUCESO. La Policía tuvo que intervenir y arrebatarle el arma. / L. V.
Jerez

Un vecino siembra el pánico en Las Flores al sacar su escopeta tras una discusión

Los vecinos de la barriada Las Flores vivieron ayer un episodio cuanto menos inquietante, al ser testigos de cómo uno de ellos sacaba una escopeta de su domicilio tras mantener una discusión con otra persona. Como informó uno de los presentes a este medio, todo ocurrió sobre las 21.00 horas, cuando unos abuelos se aproximaron con sus nietos a ver los caballos y los patos que subsisten en la zona, y este vecino soltó a los perros de su propiedad.

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Los niños se asustaron por los ladridos y comenzaron a llorar, por lo que uno de los abuelos pidió al dueño de los animales que los retuviera. «Este señor, que es ya mayor, -apuntó el testigo- empezó a decir que no lo iba a hacer de muy malas formas y sacó un palo, por lo que la cosa fue a mayores. Entonces se metió en la casa y salió con la escopeta, por lo que todo el mundo empezó a correr despavorido».

La Policía, que según la persona que relata los hechos tardó unos quince minutos en hacer acto de presencia, escuchó la versión del amenazado y seguidamente se adentró en el domicilio del propietario del arma. Tras mantener una conversación con éste, se le requisó la escopeta que, no obstante, estaba inutilizada de forma reglamentaria desde hace un tiempo por la Guardia Civil, como ha confirmado la propia Policía.

Afortunadamente, todo quedó en un altercado y no se han presentado denuncias al respecto, por lo que los agentes lo han tomado como una «trifulca» que no fue a más. El testigo, incluso, ha confesado que no es la primera vez que el individuo amenaza con el arma al primero que se lo pone por delante.

«Como yo no es la primera vez que le veo hacer esto, me metí en mi coche y cogí la cámara para hacerle una foto, pero hubo muchas madres con niños que pasaron miedo. Por lo visto la escopeta estaba inutilizada, pero eso no lo sabía nadie. Nosotros como lo conocemos no pasa nada, pero el que no lo sepa se muere del susto. Un de los que estaban allí, que vive en las Casitas Bajas del Polígono, decía que en su barriada nunca había visto nada parecido».