Imagen de archivo del Rey de Bélgica, Alberto II (i), junto al primer ministro, Yves Leterme. AFP
una vez terminadas las consultas

Alberto II ataja la crisis política en Bélgica y rechaza por tercera vez la dimisión del primer ministro, Yves Leterme

El democristiano flamenco ha sido incapaz de superar las diferencias "irreconciliables" entre las dos comunidades principales del país, flamencos y francófonos

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Vuelta a empezar en el Gobierno belga. El Rey Alberto II ha rechazado en un comunicado la dimisión del primer ministro, Yves Leterme, y le ha pedido que continúe al frente del Ejecutivo. Leterme presentó por tercera vez su renuncia al cargo el pasado lunes por su "incapacidad" -según sus propias palabras- para superar las diferencias en su Gobierno entre las dos comunidades principales del país, valones y flamencos.

El Rey ha confiado a los ministros de Estado, François-Xavier de Donnea y Raymond Langendries, y al ministro de la Presidencia, Karl-Heinz Lambertz, la misión de examinar qué posibles garantías pueden ofrecerse para establecer un diálogo institucional "creíble". Según el comunicado oficial, los ministros han aceptado esta misión, y darán cuenta al Rey de sus resultados a finales de este mes.

Bélgica se encuentra de nuevo hundida en la crisis política con el nuevo intento de abandono de Leterme, democristiano flamenco, que ha sido incapaz de superar las diferencias "irreconciliables", según sus propias palabras, entre las dos comunidades principales del país, flamencos y francófonos.

Diferencias "irreconciliables"

La renuncia de Leterme hace dos días dejó a Bélgica en el bloqueo más total, apenas cuatro meses después de que el líder flamenco lograra formar a duras penas un gobierno de gran coalición. Con esta ya son tres los intentos de abandono del primer ministro, democristiano flamenco, tras las dos tentativas realizadas durante los nueve meses que tardó en formar gobierno, una vez ganadas las elecciones de junio de 2006.

Al igual que en la segunda ocasión, ahora las negociaciones parecían ir por el camino correcto tras cuatro meses de gobierno, ya que los cinco socios de la coalición (democristianos y liberales flamencos y francófonos, y socialistas francófonos) se pusieran de acuerdo sobre el presupuesto y un paquete socioeconómico plurianual, aunque no había conseguido avanzar en el terreno institucional.

Los partidos flamencos, y en primer lugar la formación del primer ministro, el CD&V, habían condicionado la supervivencia del Gobierno federal a la conclusión, antes del 15 de julio, de un acuerdo sobre una nueva descentralización del Estado, incluida la escisión del distrito electoral y judicial de Bruselas-Halle-Vilvoorde (BHV).

Fracasa de nuevo la negociación

Casi sin tiempo, el primer ministro intentó una maniobra arriesgada, vincular a los presidentes de los ejecutivos regionales en las negociaciones para la reforma del Estado, que estaban siendo protagonizadas exclusivamente por los dirigentes de los principales partidos.

El objetivo era plantear una negociación "de comunidad a comunidad" como piden los flamencos, ganar tiempo como desean los francófonos, pero al mismo tiempo obligar a su principal rival en el campo flamenco, el también democristiano Kris Peeters, presidente del Gobierno de Flandes, a "mojarse" en la búsqueda de un compromiso nacional con los francófonos. Cuando quedó claro que el CD&V no secundaba la idea, Leterme propuso al Rey la dimisión de todo el Gobierno.