La esencia de Cádiz en los años de la Ilustración

En estos días se celebra el 150 aniversario del Ateneo de Cádiz. En 1838 se fundó oficialmente, aunque ya en el siglo XVIII se realizaban reuniones culturales en ciertos salones de la ciudad. Junto con el de Madrid, con el que está hermanado, abre una etapa muy interesante en la actividad cultural de la ciudadanía. A lo largo de su historia podemos contemplar la relevancia de su presencia en la vida gaditana, y la figura de importantes personajes entre sus sucesivos presidentes y ateneistas.

Durante la celebración del 150 aniversario de la fundación del Ateneo se realizará también el Congreso Iberoamericano de Ateneos y como plato estrella, la exposición «Ateneo de Cádiz, 150 años de historia». Ésta recoge la larga y densa historia de la asociación con documentos originales, libros representativos de su biblioteca, paneles explicativos, retratos de sus presidentes, curiosas fotografías de personajes y acontecimientos relevantes, objetos y enseres de interés especial, etc.

Un total de 150 participantes asisten al Congreso, en representación de los ateneos de Madrid, Gijón, Barcelona, El Ferrol, Sevilla, Chiclana, Sanlúcar, Jerez, El Puerto de Santa María y de la Federación de Asociaciones Iberoamericanas de Ateneos.Como el propio vocal del Ateneo y encargado del Congreso, Antonio Ares, explica, «la exposición puede ser la del verano de Cádiz».

Uno de los objetivos fundamentales de los actos de celebración es «hacer ver a los gobernantes que desde el consenso entre el Ateneo y la ciudadanía se pueden conseguir muchas cosas evitando la crispación», continúa D. Antonio.

En la exposición podremos conocer el significado de la palabra Ateneo. Ésta proviene de una sinécdoque de nombrar instituciones dedicadas a fomentar las ciencias, las letras y el arte.

Los ateneos, como se explicó a lo largo de la primera jornada del congreso, son instituciones civiles, sin ánimo de lucro, que se dedican al fomento de la cultura en general y especialmente al desarrollo de las ciencias, las artes y la literatura, incluso la investigación científica y la docencia a trasvés de academias y cátedras.

La conferencia inaugural, impartida por D. José Luis Abellán, indagaba en los inicios del Ateneo. La creación de los ateneos surge en España en el primer tercio del siglo XIX. Estos partieron de la necesidad de establecer unos cauces de entendimiento y desarrollo de la cultura desde la sociedad civil que permitiera desarrollar sin servidumbres ni obligaciones por los cargos, la inquietud cultural, artística, literaria y científica de personas en su sociedad.

El fin de los ateneos partía en su tiempo de la experiencia de los clubs de libre opinión, como bien explicó el Doctor Abellan, con personas vinculadas a los canales de opinión en las sociedades democráticas de aquellos albores del siglo XIX.

Cierto Romanticismo

«Un Congreso Iberoamericano de Ateneos implica ya un cierto Romanticismo en la fe de mejorar el mundo», explicó el director del Ateneo de Madrid. Se trata como ya dijera Giner de los Ríos, de actuar personalmente sobre las minorías, que a su vez actuarán sobre otras minorías, y así cambiar el mundo. Ésta es una ideas principales que mueve el espíritu de los ateneos. Asimismo, el español no puede vivir sin su tertulia diaria y estas asociaciones son el lugar idóneo para ello.

En la mesa sobre la «Importancia de los ateneos en la España del siglo XX» participaron los presidentes de los ateneos de Madrid, José Luis Abellán, de Sevilla, Enrique Barrero, de Ferrol, Eliseo Zaera y Barcelona, Oriol Bohigas. En este espacio se debatió sobre la actuación de los Ateneos Españoles durante la República, la Dictadura y la Transición Democrática. A continuación se trató el tema de la «Integración del Ateneo Gaditano en la vida social y cultural de Cádiz».

Por la tarde se presentó el sello conmemorativo del 150 Aniversario y se siguieron con las conferencias de «La mujer y el Ateneo», «Constitución: de Cádiz a Lisboa», impartida por D. Enrique Barón, Ex Presidente del Parlamento Europeo.

El momento más emotivo del día llego justo antes de la inauguración de la exposición, cuando se hizo entrega de un ramo de flores al monumento de Las Cortes y en ese momento todos los ateneistas gritaron al unísono «Viva La Pepa».