Editorial

La fortaleza del PSOE

El El Partido Socialista de Andalucía ha celebrado su undécimo congreso con una tranquilidad apabullante, expresión de su sólida reciedumbre como organización hegemónica en la comunidad andaluza desde hace tres décadas. Para un partido que acaba de obtener su octava victoria consecutiva en los comicios autonómicos, conservando además la mayoría absoluta, su congreso es una oportunidad de engrasar la organización, corregir las debilidades y reforzar sus apuestas sin necesidad de someterse a una revisión estructural o ideológica en profundidad. Y desde luego, más allá de propuestas interesantes como la declaración patrimonial de todos sus cargos electos y de confianza o la anheladísima agenda para activar el Pacto Local, el liderazgo de Manuel Chaves figura como un activo determinante. A pesar de la incomodidad por la larga duración en el cargo, Chaves dirige el partido con un margen de confianza de los suyos tan sobrado como demuestran las cifras arrolladoras de esta nueva elección.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El éxito del secretario general del PSOE-A desde 1994, cuatro años después de su primera elección como presidente de la Junta de Andalucía, es una combinación muy eficiente de tres factores: las victorias electorales, que son el principal nutriente de cualquier liderazgo, y que en su currículum personal se elevan a seis; una guardia pretoriana de máxima confianza, que en el partido encabeza Luís Pizarro como en el Gobierno hace Gaspar Zarrías, alfiles que le aseguran un arbitraje desprovisto del desgaste de la letra pequeña; y su empeño personal en no involucrarse en las batallas locales para tener listas propias o ajenas, difiriendo a cada territorio sus luchas internas, como ahora ocurre en Málaga y Sevilla, donde la división no impide que las dos listas enfrentadas coincidan en apoyar a Manuel Chaves como referente para todos. Esta receta sigue funcionando y el XI Congreso ha consagrado la continuidad refrescada con la mitad de caras nuevas en la Ejecutiva paritaria y una fórmula semejante a la explorada por Zapatero al volver a la figura del vicesecretario general para dar la Secretaría de Organización a un valor emergente. Por lo demás, el gran paquete de ideas venía ya definido desde el Federal, de modo que el Congreso no concitaba tensión en las propuestas aunque se han incorporado casi medio millar de enmiendas a la Ponencia Marco para desmentir la ausencia de pasividad ante el cónclave.

En este contexto, la representación gaditana ha salido bien parada en el reparto de poder. La provincia tiene el hándicap de que los dos pesos pesados de la Ejecutiva, Manuel Chaves y Luis Pizarro, son de Cádiz. Esta situación obliga a los jefes a ponderar. De esta forma, el resto de agrupaciones cuenta con más posibilidades que Cádiz de acceder a los primeros puestos de la dirección. No obstante, la familia socialista ha logrado en esta ocasión colar en la Ejecutiva a otros tres representantes de la provincia.