Opinion

Reto para Rajoy

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as muestras de protesta que un apreciable número de compromisarios dedicó a los dirigentes del PP Ana Mato, Javier Arenas y María Dolores de Cospedal en la apertura del 12º Congreso de dicho partido en Cataluña indicaban que ni el resultado de la reunión nacional de Valencia ni los esfuerzos realizados por Génova para dotar a los populares catalanes de un liderazgo indiscutido habían podido superar la división interna y la debilidad política que caracterizan la trayectoria de dicha organización territorial. La elección de Alicia Sánchez-Camacho con sólo el 57% de los votos, frente a Montserrat Nebrera que obtuvo más apoyos que avales, reflejó la gravedad de una quiebra agudizada por la intervención de la dirección nacional. Mariano Rajoy no puede sentirse precisamente satisfecho de que la nueva presidenta del PP catalán, promovida por él, obtuviera tan exigua ventaja. Necesita urgentemente que los populares de Cataluña superen su inclinación de años a dotarse de una dirección afectada por la provisionalidad, mientras una parte de la militancia y de la afiliación quedaba excluida -o se autoexcluía- de la vida partidaria. De ello dependerá que el PP pueda afrontar los comicios autonómicos del 2010 con posibilidades para condicionar la vida parlamentaria en Cataluña. Sin embargo el desarrollo del congreso catalán se ha convertido en un tropiezo demasiado serio como para que Rajoy pueda remediar el revés con unas cuantas palabras en el acto de clausura previsto para hoy. Hasta las vísperas de la citada reunión el PP catalán necesitaba zafarse del dilema perenne que lo ha atenazado históricamente, entre su catalanidad y su españolidad. Hoy necesita algo más. Precisa que la dirección nacional del PP reconozca que algo no ha hecho bien para recobrar la confianza mutua en que sustentar su unidad.