EL COMENTARIO

Zapatero: la cita del miércoles

Como es bien conocido, el próximo miércoles, cuando ya estará oficialmente cerrado el período parlamentario de sesiones, el presidente Zapatero comparecerá en el Congreso de los Diputados «a petición propia» para explicar su valoración de la crisis económica, detallar las medidas que piensa implementar y, lógicamente, debatir con los demás grupos de la cámara su diagnóstico y sus propuestas. La comparecencia fue forzada en la última Junta de Portavoces por IU y el PP, que consiguieron el apoyo de todos nacionalistas para dejar al PSOE en minoría. José Antonio Alonso, flamante portavoz socialista en la Cámara Baja, ha reconocido informalmente a los medios que todo esto es fruto de un error del grupo mayoritario dado que Zapatero, que ya ha dado estos últimos días explicaciones sobre este grave asunto en diferentes foros, debió haber programado desde el primer momento tal comparecencia en la residencia de la soberanía popular.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Error o no, lo cierto es que la coincidencia del PP con todas las demás fuerzas contra el Gobierno es, pese a que no estuviera en juego un asunto trascendental, algo novedoso. Durante toda la legislatura anterior, en que -al menos en la primera fase- el PSOE contó primordialmente con el respaldo político de ERC y de IU, hubiera sido inimaginable la alianza del PP con las restantes fuerzas (se habló con frecuencia de la soledad del primer partido de la oposición), que consideraban a la formación de Rajoy "la derecha extrema" (algún mérito hizo para tal calificación notoriamente exagerada). Además, el delirante proceso de formación del "tripartito" en Cataluña y de puesta marcha de la reforma estatutaria en 2003, cuando Aznar se había convertido ya en un intratable personaje arrogante que se atrevía incluso a poner los pies en la mesa de centro del rancho de Bush, había dado a luz el disparate del "Pacto del Tinell", base de la coalición catalana, que excluía cualquier contacto contaminante de tales fuerzas con el PP. Una triste historia de enemistad que fue muy lamentable y que nunca debería repetirse.

Así las cosas, el próximo miércoles asistiremos no sólo a un debate económico sino a la visualización de los nuevos equilibrios políticos en la escena parlamentaria española. Se voten o no resoluciones a modo de conclusión del debate, se hará patente la posición de cada cual con relación a la mayoría gobernante; la verdadera capacidad del PP para relacionarse; y el nuevo precio, indudablemente más alto que antes, que los nacionalistas podrán al apoyo al Gobierno socialista. También será ocasión de ver si es o no viable la idea del PSOE, reconocida hasta el momento en privado por sus más autorizados portavoces, de forjar a medio plazo un pacto con CiU. Pacto que tropieza hoy con la gran dificultad del actual equilibrio catalán.

Efectivamente, en Cataluña el PSC-PSOE y CiU son adversarios, y aquél está asimismo coligado con ERC, el rival nacionalista de los convergentes en el Principado. Y ello es así porque, durante la legislatura anterior, Zapatero no pudo, por la resistencia del PSC y de su entonces líder Maragall, impedir que el polémico tripartito, una asociación de puro interés para ostentar el poder, se mantuviera sólido. En principio, el PSOE pretende diferenciar ambas cuestiones: lograr que CiU se pliegue a ser oposición en Cataluña y a pactar en Madrid. Pero semejante equilibrio es muy difícil y no se puede descartar que Artur Mas y sus gentes presionen para conseguir el poder en Cataluña a cambio de otorgar plena estabilidad al Gobierno central. Tal hipótesis tiene los inconvenientes de que una alianza PSC-CiU para gobernar la Generalitat tiene escaso sentido político (sería una 'gran coalición', con 88 escaños en un Parlamento de 135) y de que Montilla habría de ceder el trono a Mas ya que CiU cuenta con 46 escaños por 42 del PSC.

En cualquier caso, todos estos argumentos estarán explícita o implícitamente presentes en la sesión del miércoles. Resultará interesante desentrañar las respuestas a tales interrogantes.