Opinion

Difícil canje

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a decisión de Israel de admitir un canje de prisioneros con Hezbolá resuelve una muy difícil encrucijada para el Gobierno de Ehud Olmert, que ha aceptado el intercambio a fin de tener noticias ciertas sobre la suerte de los dos soldados cuyo secuestro por las milicia libanesa dio lugar a la guerra en el país de hace dos años. En realidad, lo que trata de asegurarse el Ejecutivo hebreo con su iniciativa es una información incontrovertible sobre los miembros de su Ejército, de los que ni siquiera tiene la seguridad de que estén vivos. La posibilidad de que el canje sirva no para proceder a una liberación de rehenes, sino para recuperar los cadáveres de dos servidores del Estado, ha situado el dilema en un terreno más moral que político. El riesgo de legitimación de la violencia de Hezbolá que se deriva de la medida habría quedado supeditado a la búsqueda de una salida para un cautiverio que sacudió a todos los israelíes..