CALLE PORVERA

El poder del fútbol

No deja de resultar llamativo lo que provoca en ocasiones el fútbol. Levanta pasiones aparentemente irracionales y es capaz de anestesiar a un país entero durante todo un día. Y sorprende más aún que incluso se modifiquen otras citas previamente programadas por un España-Rusia como el de anoche. En Jerez tenemos varios ejemplos, como la suspensión de la actuación del Club de la Comedia prevista para ayer en el Villamarta (se ha retrasado para la semana que viene) o el cambio del espectáculo de anoche del Festival de Flamenco en el Alcázar porque la organización sabía que, si no lo hacía así, posiblemente no hubiese ido ni el Tato a verlo.

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Las discusiones se suceden estos días enre los que piensan que es algo exagerado y los que opinan que no. Quien suscribe no lo acaba de ver mal. Al fin y al cabo uno de los mayores placeres de la vida es acumular momentos de felicidad y hay muchos a los que el fútbol se los proporciona, aunque sea gracias a un complejo sentimiento de identidad que a muchos pueda parecer absurdo.

Hay quien se siente bien contemplando una puesta de sol en la playa, leyendo un libro, viendo una película, saliendo con los amigos o siguiendo las aventuras televisivas de Yo soy Bea. El problema es cuando la afición se convierte en obsesión, conceptos separados por una delgadísima línea difícil de divisar en ocasiones.

De todas formas, qué quieren que les diga, pero el fútbol alcanza metas a las que otras cosas ni tan siquiera se acercan. Por que ¿hacía cuánto tiempo que no se percibía un orgullo tan extendido por ser expañol?