El vicepresidente del Gobierno de Madrid, Ignacio González, y Esperanza Aguirre explican, ayer, la remodelación del Ejecutivo. / EFE
ESPAÑA

Aguirre se blinda en Madrid para seguir dando la batalla en el PP

La purga de la 'baronesa' reabre las heridas entre los 'marianistas' y los fieles a la presidenta regional

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Esperanza Aguirre no está dispuesta a enterrar el hacha de guerra. Lejos de abandonar la disputa interna en el PP, ha decidido pertrecharse para seguir dando la batalla. Gracias a la profunda remodelación que acometió el miércoles en el gobierno que preside, la 'baronesa' madrileña se ha blindado en el poder con un renovado núcleo duro de dirigentes afines que le permitirá afrontar con plena garantía de éxito el congreso del PP de Madrid, previsto para el mes de octubre. En la misma operación, se deshizo de los consejeros 'marianistas' y, con la vista puesta en los comicios autonómicos, concentró las consejerías electorales en manos de los dirigentes más leales.

La presidenta madrileña presentó la remodelación gubernamental como una medida de austeridad para hacer frente a la crisis económica. «El único objetivo es disminuir el gasto y adelgazar el Gobierno», explicó una vez consumados los relevos.

La concentración de casi todo el poder en pocas manos es la novedad más evidente del gobierno de Aguirre, además de la purga de los que considera traidores por haberse pasado al equipo de Rajoy en el último congreso del PP: el vicepresidente Alfredo Prada y el consejero de Transportes, Manuel Lamela, que entraron a formar parte del Comité Ejecutivo y la Junta Directiva.

Premio a los fieles

La maniobra también premia a los que se enfrentaron a Rajoy. La presidenta consolida al todopoderoso Ignacio González, que se convierte en vicepresidente único; refuerza al secretario general del partido en Madrid, Francisco Granados, y encumbra al hasta ahora portavoz en la asamblea, Antonio Beteta, que pasa a controlar Economía y Hacienda.

«Es un auténtico blindaje para su congreso o para lo que pueda ocurrir en el futuro», explica un diputado madrileño. «Se ha encastillado y tiene ahora un poderoso núcleo duro de cuatro personas en las que ha concentrado todo el poder», apunta un alto cargo de la dirección nacional que interpreta la maniobra en clave interna del PP.

Como este dirigente, otros políticos 'populares' creen que Aguirre ha tomado impulso para hacer frente a cualquier dificultad que pueda plantearle el sector 'marianista' de cara al congreso autonómico de octubre.

Además, en el entorno de la 'baronesa' madrileña se da por hecho que las hostilidades continuarán hasta el congreso nacional de 2011 y se considera que el cónclave de Valencia no ha resuelto nada porque la etapa actual es sólo un paréntesis.

Si se plantea de nuevo el relevo de Rajoy al frente del PP en los próximos años, Aguirre necesita estar fuerte para postularse o influir en el eventual proceso. Desde esta perspectiva de futuro, «para ella, ganar las próximas elecciones autonómicas será clave porque si las pierde estará muerta», afirma un dirigente de Madrid que atribuye la remodelación gubernamental a auténticas necesidades de gestión y cree que la presidenta remedia ahora el error que cometió hace año y medio cuando amplió su Gobierno. «Aquella reestructuración no funcionó», alega, «y ahora vuelve a reducir las carteras según el modelo antiguo».

No había más que oír los elogiosos comentarios de Aguirre sobre Ana Isabel Mariño y José Ignacio Echevarría, en su rueda de prensa de ayer, para saber que cuenta con su lealtad para obtener una alta rentabilidad electoral de las consejerías de Vivienda y Transportes en los comicios de 2011.

«Vengativa»

Es obvio que las heridas entre 'aguirristas' y 'marianistas' siguen abiertas tras el congreso de Valencia y, con los ceses de Madrid han vuelto a recrudecerse. Mariano Rajoy se negó a comentar públicamente las medidas adoptadas por la díscola 'baronesa' y fuentes de su entorno situaron las decisiones en el ámbito de la autonomía.

El portavoz, Esteban González-Pons, y el presidente del PP de Galicia, Alberto Núñez Feijoo, fingieron creerse los argumentos de Aguirre a favor de la austeridad y, en declaraciones públicas, secundaron su manera de hacer frente a la crisis económica con el adelgazamiento de su gabinete.

La opinión de los 'marianistas' es distinta aunque la expresen en voz baja. Ven a la dirigente madrileña «vengativa» y «furiosa» pero explican que no la criticarán abiertamente porque «lo que ha hecho es tan obvio y tan bestial que no precisa de comentarios».