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Berlusconi recusa por enemistad a la jueza de su proceso por soborno

Silvia Berlusconi se ha quitado la careta. Un mes después de estrenarse en el Gobierno italiano ya ha vuelto a dedicarse sin disimulo a defender sus intereses privados. Concretamente, a evitar una sentencia en el 'caso Mills', el juicio que le acusa de haber sobornado con 530.000 euros al abogado británico David Mills, según admitió éste en una carta, para que no declarara contra él en los noventa. Primero, el partido del 'Cavaliere' deslizó el lunes una enmienda en el decreto de seguridad a debate en el Senado que suspende durante un año los procesos de menos gravedad.

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Se consideran tales procesos aquellos por delitos con penas inferiores a diez años de cárcel, como se trata en este caso del que tiene abierto el magnate.

Pero ayer dio otro paso: recusó a la jueza del proceso porque considera que la anima una «grave enemistad» y «profunda hostilidad» contra él, según el recurso de su abogado, Niccolò Ghedini. Que, por cierto, es también quien ha redactado el decreto de seguridad.

La recusación se basa en que la magistrada, Nicoletta Gandus, firmó en 2006 una petición al Gobierno de Prodi para que anulara algunas leyes aprobadas por el ejecutivo de Berlusconi. La mayoría de ellas pensadas para salvarle de sus procesos. Por ejemplo, la que reducía los tiempos de prescripción, la que permitía recusar un juez si se tenía la «legítima sospecha» de que no era imparcial o la que despenalizó la falsedad en balanc e contable. La recusación señala que la magistrada tenía acciones de Mediaset, el imperio de Berlusconi, y puede ser parte interesada en el proceso del que nace el 'caso Mills', por presunto fraude de Mediaset en la compra de derechos televisivos.