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El domingo a las 19.50 falleció inesperada y repentinamente el Cadiz CF SAD. La no-ticia corrió rápidamente por toda la ciudad produciendo numerosísimas muestras de consternación entre toda la población y particularmente entre los más jóvenes, de los que era especialmente querido. El fatal desenlace ha sorprendido pues no se pensaba que la enfermedad que padecía fuera mortal, si bien algunas informaciones apuntan en el sentido de que el desafecto y abandono de sus familiares más cercanos ha-bía producido un rápido deterioro en su salud. Asimismo se ha comentado en la ciudad que la asistencia médica recibida no ha sido la más adecuada. Landi ya anticipó este óbito hace dos años con ocasión del anterior descenso, lo tituló Los cien mil nietos de Muñoz y concluía así: «La estrategia de la complacencia ha fallado: el equipo está, otra vez, a la misma distancia de Primera que de Segunda B. La ciudad está tan cerca del progreso como del olvido». Premonitorio. Dos años después, por fin hemos entendido que el «espíritu de Chapín» no se refería a la hazaña épica del humilde que logra con su esfuerzo llegar a lo más alto. En realidad el verdadero espíritu de Chapín era el de la cicatería, el de mejor gratis que barato. Al final la megalomanía de Baldasano y la tacañería de Mu-ñoz se han aliado para mandar al Cádiz al tanatorio de la Segunda B.

Cádiz ya no sonríe y si lo hace es porque se ha quedado petrificada, es la misma sonrisa del que muere por congelación. Las tres o cuatro personas que quedan en Cádiz con sentido común se indignan porque parece como si a la ciudad le afectara más el descenso que el cierre de Delphi.

No es eso, con las cosas de comer no se juega, pero con la provincia en el último lu-gar de todas las estadísticas, nos enorgullecía ser reconocidos por nuestro equipo de fútbol, ya ni eso.

Pero que nadie se aflija, los políticos han dicho que para el 2012 estamos de nuevo en primera, la verdad es que co-mo no sea por Real Decreto, no termino de verlo. Realmente al Cádiz se le atraganta todo lo que viene de fuera: Jesús Gil lo esquilmó, Baldasano lo dejó tirado y Muñoz se ha limitado a verlo caer.

Por eso, si tanto lo queremos, habrá que plantearse hacerlo nuestro. Pregunto: ¿hay tres mil cadistas dispuestos a comprarlo?