DOLOR. Una multitud afectada observa los ataúdes donde se encuentran los 11 cuerpos. / AFP
MUNDO

EE UU mata por error a once soldados pakistaníes

Las fuerzas de la coalición realizaron un ataque aeréo y bombardearon un puesto fronterizo

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«Acto cobarde». Esta fue la primera valoración del Ejército de Pakistan sobre la muerte de once de sus hombres en la frontera afgana tras sufrir un ataque aéreo de las fuerzas de la coalición que combaten en Afganistán. Los cadáveres empezaron a llegar a media tarde a la ciudad de Peshawar procedentes de la agencia de Mohmand, en plena zona tribal. Aunque los hechos no están claros, parece que los soldados fueron víctimas de una operación conjunta de las fuerzas de la coalición, lideradas por Estados Unidos, y el Ejército afgano, que intentaban cortar la infiltración de militantes talibanes procedentes de suelo paquistaní. Junto a los once militares, un portavoz talibán aseguró que ocho de sus hombres también perdieron la vida en una operación que tuvo lugar en un territorio en disputa entre ambos países.

El incidente hizo saltar las alarmas en Kabul y en Islamabad, especialmente en esta última donde hasta ahora siempre se habían tratado de silenciar los denominados ataques quirúrgicos llevados a cabo por Estados Unidos contra líderes del movimiento talibán. En estos ataques, tal y como ocurre en suelo afgano, se han producido numerosas víctimas civiles y por ello provocan un profundo desasosiego en la población local. Los dos mil quinientos kilómetros de frontera que comparten ambos países albergan el cinturón tribal pastún en el que, según la inteligencia estadounidense, se encontraría el santuario de Al Qaeda. Por ello, la colaboración con ambos gobiernos es básica para la guerra contra el terrorismo que Estados Unidos lanzó en 2001. «Este ataque afecta gravemente a los fundamentos de nuestra cooperación», indicaron fuentes militares paquistaníes a la cadena Dawn, que se reservaron el derecho de «proteger a nuestros ciudadanos y soldados de agresiones».

Malestar paquistaní

Desde el cuartel general de la OTAN en Kabul confirmaron la operación en la zona fronteriza, pero no ofrecieron detalles al respecto en una jornada en la que los aviones de la coalición también bombardearon posiciones talibanes al este de Afganistán, en la provincia de Paktika, causando la muerte de 33 personas, al menos cuatro de ellas civiles.

Este grave incidente se produce a los pocos días de que el influyente think tank estadounidense Rand Corp hiciera público su informe Contrainsurgencia en Afganistán, en el que asegura que «Pakistán sigue formando y armando a los insurgentes para dar el salto a Afganistán». Este informe ha causado un profundo malestar en las fuerzas armadas paquistaníes, que se sienten muy poco valoradas pese al elevado número de bajas que están sufriendo en esta zona.

Desde Washington acusan a Islamabad de falta de compromiso en la lucha contra el terrorismo y tras la llegada al poder del nuevo primer ministro, Yousaf Raza Gilani, desconfían de las negociaciones que su Gobierno ha entablado con los líderes tribales. Pese a estas conversaciones, Pakistán mantiene un gran despliegue en una zona donde cientos de hombres han perdido la vida en los últimos meses por lo que no acepta las dudas sobre su falta de compromiso.