Brown se enfrentaba ayer a una votación sobre su propuesta. / EFE
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El Gobierno británico salva su plan antiterrorista gracias al apoyo de los unionistas del Ulster

El nuevo proyecto de ley contempla que la Policía pueda retener a los sospechosos de terrorismo durante 42 días

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El Primer Ministro Gordon Brown se enfrentó ayer a uno de los exámenes más cruciales desde que cogió las riendas del país en junio del año pasado. Y pasó el examen, pero por los pelos. El nuevo proyecto de ley antiterrorista, que contempla que la Policía pueda retener a los sospechosos de terrorismo durante 42 días -frente a los 28 actuales- fue aprobado ayer en la Cámara de los Comunes por 315 votos a favor frente a 306 en contra.

Curiosamente, los nueve votos que dieron la victoria a Brown son los de los nueve diputados del DUP, el Partido Unionista Democrático de Irlanda del Norte, que hasta hace poco lideraba el reverendo Ian Paisley. El Gobierno se empleó a fondo en las horas previas a la sesión parlamentaria ofreciendo caramelos a unos y otros: con el DUP, por ejemplo, negoció más dinero para el Ejecutivo del Ulster. El partido unionista negó que su voto estuviese condicionado por las concesiones para la región, pero nadie le creyó y muchos expresaron su indignación hacia la formación norirlandesa.

Pero el Gobierno se vio obligado a atraer también a diputados de sus filas que pensaban votar en contra. Es el caso del laborista Mohammad Sarwar, que cambió finalmente de idea y optó por apoyar al Ejecutivo, después de que éste le asegurarse que cualquier persona que sea retenida durante 42 días y después sea puesta en libertad sin cargos será recompensada por cada uno de las jornadas que permaneció encerrado. El responsable de Interior del Partido Conservador, David Davies, teme que la nueva medida lleve a que «más gente inocente acabe en una celda durante seis semanas. Ningún dinero en este mundo puede compensar esto».

Eso es precisamente lo que le ocurrió a Abu Bakú, uno de los dos hombres liberados después de una redada en una librería islámica de la ciudad de Birmingham. Como ellos, otros jóvenes musulmanes han sido detenidos y encarcelados sin juicio. De ahí que otro de los argumentos en contra de la propuesta del Gobierno es el que convierta al Reino Unido en un «estado policial para los musulmanes», como denuncia Abu Bakú.

El voto de ayer era tan crucial para el Gobierno que el Ministro de Asuntos Exteriores, David Milliband, regresó apresuradamente de un viaje a Israel, y Brown insistió en que ni siquiera una enfermedad era excusa para faltar a la votación. Tanto fue así que, según la BBC, aparecieron diputados que estaban de baja e incluso uno cuya esposa acababa de fallecer.

Se rebelaron contra el Gobierno 37 diputados laboristas, que unieron fuerzas con conservadores y liberal demócratas, pero no bastaron para tirar por tierra los planes del Primer Ministro, que ahora deberán ser debatidos en la Cámara de los Lores, donde Brown lo tiene difícil, antes de su aprobación definitiva.

La victoria de ayer permitirá a Brown respirar un poco, aunque aún está por ver si el pequeño margen por el que ganó le permite reafirmarse en su cargo en un momento en que el partido laborista se encuentra más desprestigiado que nunca.

El Primer Ministro británico defendió ayer ante el Parlamento que «la complejidad» de los complots es tal que es necesario que la Policía disponga de más tiempo mientras recaba pruebas contra los detenidos.