DETRÁS DEL MOSTRADOR

Evolución con esencia

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esenta y cinco años lleva el mostrador de La Reja apuntando cuentas de sus clientes. Su decoración no puede ser más jerezana. Cuadros en blanco y negro con motivos taurinos, con el maestro Ordóñez recogiendo la medalla de la beneficiencia y, en el fondo de la instantánea, el recordado matador Juan Antonio Romero que ejerce de testigo. Más allá hay unos toritos bravos en la dehesa, y al fondo un castizo relieve de gran tamaño con la pisa de la uva. La Reja, en la calle Mesones, ha sabido evolucionar pero sin perder la esencia de lo que fue. Todavía se sirven vinos de la tierra. Y un salto adelante con la apuesta de los montaditos que, a un precio muy asequible, se pueden degustar. La carta hace un recorrido por los gentilicios para darle nombre a los mismos: el catalán, el jerezano, el madrileño y el isleño son algunas propuestas.