Suleimán revista a las tropas que le rindieron honores al llegar al Parlamento. / AP
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Suleimán llama a la reconciliación al jurar como nuevo presidente libanés

El ex jefe de las Fuerzas Armadas tiende una mano a Siria y pide «una defensa común» contra Israel

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«Os llamo a todos, políticos y ciudadanos, a comenzar una nueva era». Michel Suleimán juró ayer su cargo como presidente de Líbano y no perdió un instante para hacer su primer llamamiento oficial a la unidad nacional. Finalmente no hubo sorpresas y siguiendo el guión marcado por el acuerdo de Qatar, el antiguo jefe de las Fuerzas Armadas cambió el uniforme por el traje de civil y recibió el voto de 118 de los 127 parlamentarios poniendo fin a año y medio de crisis política que llevó al país árabe al borde de la guerra civil. Pero más vale tarde que nunca y después de diecinueve intentos fallidos, Líbano cuenta ya con jefe del Estado.

Suleimán habló de «sólida reconciliación» de «pasar página» y de «trabajar unidos», y no dejó en el tintero la necesidad de tener «una relación equilibrada con Siria» y «no permitir que nadie apunte con sus armas a nadie que no sea el enemigo», en clara alusión a los graves acontecimientos de hace dos semanas en los que la milicia de Hezbolá tomó por la fuerza Beirut oeste en su pulso al Gobierno Siniora, que al final no tuvo más remedio que humillarse y claudicar. Al enemigo al que se refirió en todo momento Suleimán no es otro que Israel, frente al que pidió «una estrategia defensiva común».

Todo estaba preparado para la histórica ocasión y no faltó nadie a una cita en la que además del nuevo presidente también tuvo oportunidad de hablar el emir de Qatar, Sheikh Hamad bin Khalifa Al-Thani, artífice del importante acuerdo alcanzado por los libaneses. El dirigente qatarí se refirió a la elección de Suleimán como «una victoria de todos los árabes». Los ministros de Exteriores de España, Francia, Italia, Arabia Saudí y los representantes enviados por el Congreso de Estados Unidos, compartieron palco con los enviados de Siria o Irán, y todo fueron aplausos tras el nombramiento.

Aplausos en el Parlamento y fuegos artificiales y disparos al aire en las calles de Beirut y especialmente en las de Amchit, la localidad natal del nuevo presidente. Como si de un 'Gran Hermano' se tratara las televisiones libanesas hicieron una cobertura en directo del acto de toma de posesión, en el pueblo de Suleimán y hasta en el salón de su propia casa, donde tras conocerse el resultado final de la votación sus familiares saltaron de sus sillones en señal de alegría.

Nueva situación

Lo ocurrido ayer en la capital libanesa es el espejo de la nueva situación que parece comenzar a plasmarse en la región. Los enviados de Irán y Arabia Saudí, las grandes potencias que respaldan a las dos tendencias enfrentadas en el país del cedro, aprovecharon el acontecimiento para reunirse en la misma Cámara legislativa. Y desde Washington no tardó en llegar la felicitación personal de George W. Bush. Suleimán ha logrado algo que parecía difícil: el respaldo de todos a nivel nacional e internacional y países tan dispares como Estados Unidos e Irán parecen de acuerdo con su designación.

Las únicas voces discordantes de la celebración fueron las de algunos parlamentarios del bloque soberanista que denunciaron que el nombramiento violaba la Constitución porque Suleimán no ha permanecido al menos dos años sin ocupar un alto cargo de funcionario público. Nadie prestó atención al detalle, el 'pacto de Doha' se impuso a estas voces críticas y a las que lamentaron que un militar tenga que tomar de nuevo las riendas del país.

Ahora empieza la «nueva era» de la que habló el ex jefe de la Fuerzas Armadas, una época en la que tendrá que empezar formando un Gobierno de transición que lleve las riendas del país hasta mayo de 2009, fecha en la que se celebrarán elecciones generales.