Un antropólogo dirigirá las FARC

«El gran líder se ha marchado». Con esta frase y otros encendidos elogios a quien durante casi medio siglo dirigió las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la cúpula de la guerrilla más poderosa de Latinoamérica admitió ayer la muerte de 'Tirofijo'. La confirmación de la organización terrorista avala la versión adelantada por el ministro de Defensa del país caribeño, Juan Manuel Santos, quien anunció que 'Manuel Marulanda' «debía estar en el infierno». 'Alfonso Cano', un antropólogo casi sexagenario y jefe político de la guerrilla, dirigirá a partir de ahora a un grupo armado con alrededor de 8.000 miembros, pero muy debilitado por el hostigamiento del Ejército.

Timoleón Jiménez 'Timochenko', uno de los siete miembros del secretariado que dirige la organización terrorista, dio lectura a un comunicado en el que reconoció que 'Tirofijo' había fallecido por causas naturales. «Con inmenso pesar informamos que nuestro comandante en jefe 'Manuel Marulanda Vélez' murió el pasado 26 de marzo como consecuencia de un infarto cardiaco, en brazos de su compañera y rodeado de su guardia personal y de todas las unidades que conformaban su seguridad», explicó 'Timochenko' en un vídeo enviado por el grupo al canal Telesur de Venezuela. El dirigente guerrillero agregó que le rindieron «los honores que merece un conductor de su dimensión y dado honrosa sepultura». También criticó con contundencia la «asquerosa campaña mediática contra las FARC» y adelantó que «las salidas políticas al conflicto continúan vigentes».

Las reacciones ante la confirmación de la muerte del viejo guerrillero no se hicieron esperar. El ministro de Interior y Justicia del país caribeño, Carlos Holguín, aseguró que había desaparecido «un hombre que le hizo mucho daño al país» y advirtió que «la guerrilla debe reflexionar y saber que su lucha es inútil».

La muerte de 'Tirofijo' supone un nuevo golpe para las FARC tras los fallecimientos de 'Raúl Reyes' e 'Iván Ríos'. Con la tres muertes, se multiplican los éxitos que la presión militar -apoyada por las millonarias recompensas que ofrece el Gobierno de Álvaro Uribe por los jefes de las FARC- está logrando en su combate contra la guerrilla. En seis años, la organización terrorista ha pasado de tener 17.000 efectivos a contar con unos 8.000, muchos desperdigados, pasando hambre y con dificultades para mantener una comunicación fluida. El triunfo más evidente, y cuyo posible efecto dominó todavía no se calcula, fue la deserción y entrega de 'Karina', la mujer más sanguinaria de la organización que tras 27 años de empuñar las armas dijo que prefería «la cárcel a la selva».

El fallecimiento de 'Marulanda' ha disparado los análisis y las elucubraciones sobre el futuro de la guerrilla. 'Cano', un hombre supuestamente partidario de la negociación, cuenta con poca experiencia militar, aunque en los últimos meses ha protagonizados distintos asaltos, al parecer, para ganar prestigio y carisma. De cualquier manera, el jefe político toma el mando de una guerrilla que es la sombra de la que fue. Las muertes, deserciones, traiciones y fragmentaciones han disparado la vulnerabilidad de la organización ante los incesantes operativos del Ejército. Antes, la selva era un refugio natural frente a las patrullas militares, pero los helicópteros de última generación hacen más difícil mantener en secreto los escondites.

Sin apoyo en las bases

Además de defenderse de las fuerzas del orden, 'Cano' tendrá que vencer las resistencias internas porque es un intelectual -estudió antropología en la Universidad Nacional- entre hombres de armas. La inteligencia gubernamental sostiene que no posee gran aceptación entre las bases porque no realizó entrenamiento militar ni tuvo a su mando combatientes antes de ascender al secretariado de las FARC. Su designación como 'número uno' ha sorprendido a distintos sectores que suponían que el 'Mono Jojoy', jefe militar del grupo, sustituiría a 'Marulanda', quien le había elegido para representarle en una supuesta reunión con Hugo Chávez.

'Cano', de 59 años, militó en el Partido Comunista de Colombia y viajó en 1974 a la antigua Unión Soviética antes de pasar a la clandestinidad. Se le acusa de ejecutar a 40 guerrilleros sometidos a un consejo de guerra y por ello está condenado a 40 años de prisión. Además, es el fundador del Movimiento Bolivariano, un proyecto político del grupo armando lanzado en el año 2000 durante las conversaciones de paz impulsadas por el ex presidente Andrés Pastrana.