Jerez

El olfato es la 'Cenicienta' de los sentidos del hombre

En sus clases de olfacción, Alexandre Schmitt sabe que casi ningún humano comparte el don de Jean Baptiste Grenouille civilizado que le ha hecho ser quién es. «Freud ya advirtió que desde que el hombre comenzó a andar a dos patas y se separó del suelo, dejó de utilizar el olfato». Y lo perdió. Según el experto francés que educa las narices de los principales enólogos del mundo, la atención que le ponemos a lo que percibimos con las marinas es residual. El olfato es la cenicienta de los sentidos: de cada cien estímulos que llegan al cerebro con información de nuestro entorno, 60 proceden de la vista. Otros 25, tienen su origen en los oídos, 15 del tacto y solamente uno procede del aparato olfativo.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Eso es lo que manda nuestro estilo de vida, según Schmitt, que asegura que, más que perdido, el sentido de los olores está desocupado y, por tanto, «desentrenado». Así que es posible recuperarlo, si se pone «atención a lo que se huele» y se toman clases de olfacción con un experto como él.

En la cata sensorial de ayer se pudo comprobar cómo la falta de un sentido puede potenciar otro. Entre el público se encontraba un catador de vinos ciego, que aseguraba que no entendía porqué, para percibir los olores que él percibía, los demás tenían que probar el vino. Schmitt aseguró que desde hace años trabaja con personas invidentes con «sorpresas en los resultados».

«Ellos utilizan el olfato para situarse en su entorno y lo desarrollan más, la prueba de que si se pone atención, se puede recuperar», explicó el perfumista.

En lo referido a la olfacción -sesiones para distinguir y conocer olores primarios-, los ciegos «no tienen ninguna particularidad para oler mejor o más, sino que tienen un potencial enorme para aprender más rápidamente». Además, el francés sostiene abiertamente que «no es cierto que los ciegos no ven, porque siempre hay imágenes en su cabeza».