CÉNTRICA. Un funcionario del Cuerpo Nacional de Policía busca pistas en el escaparate que rompieron los asaltantes. / SANE
ESPAÑA

Atracan una joyería de Santander tras rociar con gases a los dependientes

Dos individuos armados con pistolas perpetraron ayer, martes, un espectacular atraco en la joyería Presmanes, una de las más conocidas del centro de Santander, de la que se llevaron un botín que todavía no había sido cuantificado tras encañonar a la vigilante y rociar con un 'spray' con gas a las empleadas del establecimiento.

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Los asaltantes, que cubrían sus cabezas con cascos de motorista, huyeron a bordo de una motocicleta con matrícula de Madrid en dirección desconocida.

El atraco se perpetró poco antes de las cinco y media de la tarde, cuando dos hombres que cubrían sus cabezas con cascos de motorista entraron por la puerta principal de la joyería Presmanes, situada en la calle Calvo Sotelo -en el centro de la capital cántabra- dejando ver sus pistolas.

Sin la necesidad de abrir la boca, sólo valiéndose de algunos gestos, los dos atracadores redujeron a la vigilante de seguridad poniéndole una pistola en la cabeza y obligándole a arrodillarse en el suelo, y neutralizaron a la media docena de empleadas que en ese momento trabajaban en la planta principal del establecimiento rociándolas con un 'spray' con gas que las dejó aturdidas.

Botín desconocido

Con posterioridad se dirigieron a la parte interior de uno de los escaparates, rompieron la portilla y se llevaron un puñado de piezas. No ha trascendido la cantidad, pero sí que eran las más caras.

Sin perder más tiempo, los asaltantes, que dieron muestras evidentes «de saber lo que hacían», abandonaron el establecimiento por la misma puerta por la que entraron, la principal, y huyeron a bordo de una motocicleta matriculada en Madrid tomando un rumbo desconocido.

Patrullas del Cuerpo Nacional de Policía se personaron en la joyería para recoger las primeras pistas y salir a la búsqueda de los dos atracadores dejando allí al equipo de investigadores que, más pausadamente, comenzó a preguntar a testigos, a revisar las imágenes recogidas por las cámaras de seguridad y a indagar por su cuenta dentro y fuera del local. Sin suerte, por el momento.