AUTÓCTONO. En la imagen tomada ayer en el mercado de Cádiz, un ejemplar de pez espada. / F. JIMÉNEZ
Ciudadanos

El sector pesquero reclama una reconversión ante el descenso de capturas en el Golfo de Cádiz

Las cofradías exigen jubilaciones y una disminución de barcos para aliviar los caladeros La bajón que ha sufrido la pesca de especies autóctonas obliga a importar de Italia y Grecia

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El sector pesquero de la provincia de Cádiz sigue en horas bajas. Las más de 2.000 familias que viven directamente de la pesca en El Puerto, Sanlúcar, Conil, Tarifa o Barbate se enfrentan estos días a una disminución importante de las capturas de pescado en los caladeros gaditanos, cuya cifra en los dos primeros meses del año ha bajado un 35%, con apenas 2.513 toneladas de pescado capturadas y vendidas en las lonjas. Los caladeros del Golfo de Cádiz no se recuperan y las capturas van a menos. Esta situación ha obligado a incrementar las importaciones de pescados de Italia, Grecia, Marruecos y norte de Portugal.

Pese a ello, los precios no se han resentido. Las lonjas y las pescaderías de la provincia tienen asegurada la presencia de género como gambas, boquerones o lenguados, entre otras especies, gracias a los barcos marroquíes, italianos o portugueses, que están sometidos a una legislación menos exigente y carecen de aranceles para introducir y vender líbremente sus capturas en la zona. La calidad es buena, pero estas especies extranjeras no gozan de la misma riqueza que las autóctonas.

La explicación de este importante descenso de la pesca en aguas del litoral gaditano está, según el Patrón Mayor de la Cofradía de Pescadores de Barbate, José Manuel Martínez, «en una sobreexplotación de los caladeros de Cádiz y en el excesivo número de embarcaciones de cerco que faenan en estas aguas gaditanas».

Baste un ejemplo. Barbate cuenta en estos momentos con 63 embarcaciones y un total de 554 familias que viven en el pueblo de la pesca artesanal de forma directa. Algo similar ocurre en otras poblaciones, como Conil, que supera las 80 embarcaciones, o El Puerto y Sanlúcar, que también llevan años explotando la treintena de caladeros ubicados a menos de 100 millas de tierra firme que se reparten por las aguas de la Bahía.

Para las cofradías de pescadores de la provincia «hay que acabar con el desequilibrio entre el número de profesionales de la pesca y los recursos naturales que tiene este litoral». Algunas de las soluciones que piden serían «la jubilación anticipada, la recolocación de marineros en otros sectores o el desguace de barcos para reducir su número y mejorar así las cifras de capturas», aseguran.

Estas medidas para la reconversión y la especialización del sector son una vieja reivindicación de los pescadores gaditanos, que entre paradas biológicas, descenso de capturas por la exquilmación de los caladeros o el aumento de los costes de salir a faenar se ven abocados a la ruina.

Así opinan los profesionales con base en El Puerto de Santa María, que se quejan de la «disminución de hasta un 25% del precio de algunas especies en lonja» por la invasión de productos de barcos de la competencia de otros países.

El sector, mientras tanto, presume de calidad en las capturas propias, que en estos momentos suponen en algunas especies como la palometa o el mero poco menos del 30% de lo que se vende anualmente. En algunas lonjas, como la ubicada en Conil, se reúnen más de 200 detallistas y mayoristas para comprar pescado fresco, que ven cómo día a día la pesquería es de menor cantidad. «Afortunadamente, los precios no se resienten y los consumidores saben muy bien la gran calidad que tiene nuestro pescado», apuntan los profesionales de Conil o El Puerto.

Esa opinión la corroboran los datos del Ministerio de Industria, que ratifica que los precios de venta en las lonjas se mantienen, sin que haya subidas espectaculares pese a la bajada de capturas que sigue amenazando al sector.

ciudadanos@lavozdigital.es