LUCES Y SOMBRAS

Renovarse o morir

El patio está revuelto en el seno del Partido Popular. Dos elecciones generales perdidas de forma consecutiva es un plato demasiado fuerte para digerirlo en poco tiempo. Sobre todo cuando se obtiene un apoyo muy importante del electorado. La inquietud y la desorientación se extienden entre militantes y simpatizantes; de modo especial entre los que ambicionan más cuotas de poder. Como viene siendo habitual en estas circunstancias nadie se preocupa por analizar las causas de la derrota o de ejercer un mínimo sentido de la autocrítica. Al menos aparentemente es así. Es más cómodo trasladar a otros la responsabilidad de sus propios fracasos. Es curioso, incluso contradictorio, que un sector de los medios de comunicación que ha considerado insistentemente a Rajoy como el mejor de los candidatos esté ahora exigiendo su dimisión como presidente del PP.

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Es obvio que Rajoy sólo dispone de dos opciones: una, ceder a las pretensiones de un conocido grupo mediático, es decir, abandonar la política o al menos la presidencia del partido y dar paso a un candidato del agrado de ese grupo de presión. Eso probablemente supondría, por emplear una fraseología muy cara al PP, más de lo mismo: más crispación en la sociedad, más confrontación en los debates y más fundamentalismo político. La receta, ya probada, inútil y perjudicial para la convivencia pacifica de los ciudadanos llevaría al partido popular a un nuevo descalabro electoral. La verdad es que no se comprende tanta obstinación en la defensa de unas estrategias políticas que les aleja del poder. La otra opción parece más razonable: impulsar la renovación del partido, atraerse lo que algunos denominan el centro político y social y se, de facto, con la derecha democrática europea. En mi opinión da la impresión que se inclina por seguir este camino Ya advertían los analistas políticos que el partido que se aproximara al centro tendría más posibilidades de ganar las elecciones No es este el caso del PP en la pasada legislatura.

La renovación se encuentra en la propia esencia de la vida. Se renuevan las estaciones del año, se renuevan las células de los tejidos animales cada cierto tiempo, se renuevan los cultivos para hacerlos más productivos, se renueva el pensamiento, etc, etc... Hasta la Iglesia exige la renovación de la fe. La renovación nos conduce al progreso y a la modernización de la sociedad. Lo contrario supone el anquilosamiento y la autodestrucción .Todos necesitamos renovarnos de vez en cuando tanto desde el punto de vista individual como colectivo.

La renovación no es sólo predicable de los partidos que se encuentran en la oposición sino también de los partidos gobernantes. En particular cuando llevan mucho 0tiempo asumiendo responsabilidades de gobierno. No basta con adjudicarse ficticiamente la etiqueta de renovadores para ganarse la confianza de los militantes y del electorado. Algún ejemplo se conoce en este sentido. La renovación para que sea efectiva tiene que ser real. Lo contrario no es más que una estafa.