PÚBLICA. Manuel Pecci, tutor del colegio Andalucía.
CÁDIZ

El mito del bueno y el malo

Dos profesores de la escuelas pública y concertada analizan ambas enseñanzas y coinciden en destacar que las diferencias sólo existen en el plano político

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Vivimos en una sociedad donde no existe el término medio. Somos del PSOE o del PP; del Barcelona o del Madrid; del Norte o del Sur; guapos o feos; de playa o de montaña. Etiquetamos la ideología, el deporte, el físico y hasta nuestras aficiones. Y la educación, fiel reflejo de todo lo que acontece a su alrededor, también es parte de esta forma bipolar que tenemos de ver la vida. En estos días le ha tocado a la educación pública y concertada entrar en este debate, que, en la mayoría de los casos, surge cuando existen intereses. De hecho, pocas veces encontramos en esta confrontación a los profesores o a los alumnos, que a priori, constituyen la principal riqueza de la enseñanza.

En esta ocasión son dos los docentes que han querido manifestar su punto de vista sobre la escuela pública y concertada. Manuel Pecci pertenece al colegio público Andalucía, mientras que Flores Domínguez imparte clases en el centro concertado Nuestra Señora de Lourdes. Ambos llevan ya muchos años en la enseñanza y conocen el pasado y el presente del sistema. Sus testimonios tienen mucho en común porque Manuel y Flores defienden por encima de todo «que la educación es una», a pesar que detectan sutiles diferencias en aspectos concretos del funcionamiento de los centros de distinta titularidad, como los recursos o la situación laboral del profesorado.

VALORES Y ENSEÑANZA

«Educar como personas»

Una meta: hacer buenos ciudadanos

A pesar de la concepción que muchos ciudadanos puedan tener sobre los valores que se inculcan en estos centros, los docentes aseguran que son los mismos. «Formar a buenos ciudadanos», apunta Flores Domínguez, que asegura que en Nuestra Señora de Lourdes llevan a cabo proyectos de convivencia e integración. «Aquí tenemos a inmigrantes, gitanos, brasileños y hasta hemos tenido un árabe. También he dado clases a personas ciegas y minusválidas, por lo que en este aspecto es falso que exista exclusión en los centros concertados». Manuel Pecci también destaca del modelo público su trabajo para «formar a buenas personas». Sólo destaca como diferencia el ideario religioso que deben seguir algunos centros, «aunque cada vez esto es menos acusado», puntualiza.

ALUMNADO

Los problemas están en la sociedad

Sin diferencias de clases

Manuel Pecci reconoce que el alumnado puede variar entre los dos tipos de centros porque muchas familias siguen concibiendo la educación pública como mala «porque no está de moda». Sin embargo, asegura que año tras año, estas diferencias de clases son cada vez menores. Un ejemplo lo tenemos en el colegio Nuestra Señora de Lourdes, donde tan sólo la familia de uno de los alumnos posee un título universitario. «Mi alumnado es de clase media-baja», asegura. Ambos coinciden en que los problemas más usuales son los que pueden hacerse extensibles a toda la sociedad: desgana, falta de compromiso, etc.

La gratuidad de la educación, desde Infantil, ha ido eliminado esta barrera entre la procedencia de un tipo y otro de alumnado.

FORMACIÓN DEL PROFESORADO

Las oposiciones distinguen

Diferencias salariales y de estabilidad

La situación laboral y la formación del profesorado es una de las cuestiones más objetivas para diferenciar entre ambos modelos de enseñanza. La gran diferencia es que los de la pública tienen que hacer una oposición para conseguir el trabajo, mientras que los de la concertada tienen que pasar una selección. Manuel Pecci destaca que la estabilidad es lo que distingue a unos de otros, ya que la concertada se rige por un sistema empresarial.

Flores Domínguez critica la diferencia salarial «que supera los 100 euros al mes. Hacemos el mismo trabajo. Llevamos años pidiendo la igualdad, como ocurre en otras comunidades autónomas», apunta.

RECURSOS Y SERVICIOS

Centros abiertos de mañana y tarde

Aulas matinales y comedores

Pecci dice que la inversión de Educación en la última década ha permitido que los servicios de la pública sean iguales a los de la privada. Aulas matinales, comedores y actividades extraescolares se han extendido, y ahora se ofrecen servicios hasta por las tardes. Incluso, Flores Domínguez, afirma que la pública «tiene más recursos».

Los buenos y los malos no existen para estos profesores que miran más allá y transmiten que las diferencias entre estos modelos en el siglo XXI se han convertido en un mito. Sí, el mito del bueno y el malo.