IES CALETA. Algunos de los alumnos implicados en los programas de convivencia. / ENRIQUE MONCADA
CÁDIZ

Vivir como hermanos

El IES La Caleta dedicó ayer su jornada de puertas abiertas a la celebración del Premio Nacional de Convivencia otorgado por el Ministerio

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El Caleta no es el mismo. En sus pasillos ya no se escuchan discusiones sino risas. Las expulsiones se han transformado en conversaciones y los malos modos, en buen comportamiento. Una varita mágica tocó a este centro en 2002 y ahora los premios han sustituido a los castigos. Aquel desagradable episodio que vivió la comunidad educativa hace ahora seis años sirvió para establecer una nueva cultura de vida.

Desde entonces, todos los esfuerzos del profesorado se han transformado en proyectos para enseñar a los estudiantes todo un manual de convivencia, que les ha convertido en un referente en todo el país. El pasado mes de enero recibieron el Primer Premio Nacional de Buenas Prácticas de Convivencia otorgado por el Ministerio de Educación y ayer, sus artífices, lo celebraron por todo lo alto. No faltó de nada. Ni la música, ni el delegado de Educación, Manuel Brenes, ni todas las entidades y personas que han hecho posible que un instituto conflictivo se convierta en un ejemplo a seguir.

Y allí, en un rinconcito del barrio de La Viña, ahora se cuecen historias humanas relacionadas con la educación. Los conflictos son los normales de cualquier centro y sus alumnos acuden a las aulas para aprender, sobre todo, a ser buenas personas. Durante estos últimos seis años, la comunidad educativa ha centrado el aprendizaje hacia la creación de un buen clima de convivencia y su directora, Fanny Miguens, presume ahora de ello y de todo su equipo, que trabajando hasta altas horas de la noche ha conseguido hacer realidad un sueño.

Los mejores expertos en temas de convivencia han pisado este modesto instituto y les han transmitido otra forma de vivir la educación. Los alumnos del Caleta se han convertido en sus propios profesores y se encargan de solucionar por sí mismos los conflictos que surgen a su alrededor. También se llevan a cabo de forma continua talleres de prevención, para inculcar a los jóvenes la forma de actuar ante cualquier problema con un compañero, un profesor o con su propia familia. La mediación es otro de los aspectos que se trabaja en las aulas del instituto y desde estos talleres se atiende a aquellos alumnos que han provocado un conflicto y que atraviesan una crisis de convivencia.

Alumnos y padres

En todas estas tareas están implicados hasta 150 estudiantes, lo que demuestra la implicación que existe también entre el alumnado. Todas estas acciones han permitido crear un buen clima de convivencia en el centro, y el número de expulsiones y faltas graves ha descendido de forma importante. Gran culpa de este éxito la tienen también los padres, que este año también han comenzado a implicarse con su asistencia a la Escuela de Padres puesta en marcha por el equipo docente.

Así, con la unión de alumnos, profesores y padres, la convivencia es una realidad en el IES La Caleta. Y ahora, viven como hermanos.

nagrafojo@lavozdigital.es