EL TENDEDERO

Malos tiempos

Malos tiempos para la lírica. Así comenzaba una canción del mítico grupo Golpes Bajos, y no quiero hablarles de música ni de lírica, sino de algo más prosaico y materialista, de nuestro empobrecido peculio personal.

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En tiempos de crisis, y dejémonos de pamplinas esto es una crisis, todo se resiente y la ciudadanía vive una especie de tendencia colectiva al temor y a la prudencia en espera de tiempos aún peores. Nuestros bolsillos cada vez más vacíos, nos cuesta mucho más llenar el depósito o ya nunca lo llenamos, nos cuesta mucho más la hipoteca y la cesta de la compra está cada vez más cara. Si la economía doméstica anda mal es porque las grandes cifras económicas, ésas que parecen estar tan lejos, andan aún peor y por mucho que quienes nos gobiernan se empeñen en ver el vaso medio lleno, lo cierto es que está medio vacío. Aquí no vale el refrán de «mal de muchos ».

Recientemente, las asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública han dado la voz de alarma sobre la repercusión que estos datos económicos pueden tener sobre la financiación de los sistemas de protección social, más necesarios que nunca en época de crisis. Si el Estado percibe menos ingresos, ya que disminuye el consumo y con ello menguan los ingresos a través de los impuestos indirectos; y también disminuyen los ingresos a través de los impuestos directos debido a un empobrecimiento de la población y mayores cifras de desempleo, está claro que hay menos dinero público para gastar. Ante esta situación muchas administraciones optan por externalizar servicios, pongamos como ejemplo la fórmula de sanidad pública aplicada en Valencia y Madrid, mediante concesiones administrativas, lo que supone en definitiva una semi-privatización; o el co-pago del que tanto se habla. Por otra parte, los sindicatos alertan sobre el riesgo de que la crisis suponga recorte en derechos sociales y laborales. Tendremos pues que estar alerta para que nunca la crisis económica suponga retroceso en derechos ni merma del estado del bienestar. El espacio no da para más así que perdonen por el tono pesimista del artículo de hoy, pero, como dijo aquél, el pesimista no es más que un optimista bien informado.