Jerez

«Jerez es una ciudad para enamorarse»

Junior relata hoy a su hermano cómo es su integración en la Feria y cómo han comenzado a florecer unos sentimientos nuevos

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

No te lo vas a creer, pero creo que me estoy enamorando. Enamorando de Jerez. Pedazo de ciudad, hermano. Dicen de Sevilla, pero ésta sí que tiene un color especial. Y no piense que estoy delirando o que lo que digo es fruto de la resaca.

Tercer día de Feria y la intensidad sigue en aumento. Parece que no hay límite. Hoy había bastante más gente que ayer. Y se han visto también muchos más coches de caballos paseando por la avenida principal del parque. ¿Qué espectáculo! Te adjunto fotos para que te hagas una idea. Y a más mujeres vestidas de flamenca -eso ya sabes cómo es-. Qué quieres que te diga, pero creo que nunca había visto tanta belleza reunida en unos pocos metros cuadrados. A-L-U-C-I-N-A-N-T-E.

No pensaba contártelo, pero le he echado el ojo a una. Ya la conocí ayer en una caseta. Se llama Cristina y es de Jerez. Preciosa. Morena y con unos ojazos negros. Me la presentó mi amigo el fotógrafo en una caseta. La verdad es que no hablé demasiado con ella, aunque hoy la he vuelto a ver y sí hemos charlado un poquito más. Dice que siempre va al mismo sitio sobre la misma hora, así que hemos quedado en encontrarnos de nuevo mañana.

Pero, a lo que iba, esto de la Feria es la caña. ¿Te acuerdas que el primer día te decía que no entendía muy bien por qué la gente me aseguraba que no iba a conocer nunca otra cosa igual? Pues hoy te puedo asegurar, sin vacilar, que es cierto. La gente come y bebe mucho, a veces demasiado quizá, pero, no sé, el ambiente es muy especial. Aquí todos vienen a divertirse, sin malos rollos y dejando a un lado las preocupaciones. Aquí todo el mundo es amigo de todo el mundo, o actúa como si lo fuese. Basta con que uno conozca a fulanito para que ser integrado inmediatamente en cualquier grupo. O ni eso.

Y repito: lo que digo no es consecuencia de ninguna resaca. He bebido, sí. He tomado fino, rebujito y, justo antes de marchar, un Ballantines con cola. Pero me siento como si nada. Mi amigo el fotógrafo dice que es porque comemos mucho mientras bebemos, y que eso asienta mucho el estómago e impide que el alcohol se te suba tan rápido a la cabeza. Tiene lógica.

Esta noche sí creo que me daré una vuelta por la Feria. Me han insistido mucho y me encuentro bien, así que posiblemente lo haga. Además, igual con un poco de suerte me encuentro con Cristina. Ya te contaré mañana. Ah, y tú cuéntame algo de cómo os va la vida por Texas, hermano, que no sueltas prenda, y me gusta saber de ti, de mi cuñada y de mi sobrino.

Un abrazo fuerte.