ALERTA. Salvador Pineda estuvo acompañado ayer por Ángel Ruano. / LA VOZ
Jerez

Los agricultores, «hartos de perder dinero», se plantean un año sin sembrar

Coag alerta una vez más de que el sector está «al borde del colapso» La hortaliza y la flor cortada son los productos más perjudicados

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Productores de hortalizas y flor cortada de la provincia y de otras localidades andaluzas se están planteando la posibilidad de no sembrar durante un año si no se toman medidas que frenen la bajada de precios en origen y la constante subida que sufre el bolsillo del consumidor. «Después de varios años, estamos al borde del colapso», denunciaba ayer el secretario provincial de Coag, Salvador Pineda. «Vamos a estudiar esta idea de un año sin producir- que ha partido de los propios agricultores- pero eso no quiere decir que no sigamos tomando cualquier medida de presión para salvar esta situación», indicó el responsable.

«Si eso pasara, los culpables no somos los agricultores porque estamos hartos de trabajar y de perder dinero», continuó. Desde Coag piden que la Unión Europea «paralice la política neoliberal que está desmantelando nuestro sector productor», sector del que viven miles de familias de la provincia de Cádiz. Estas declaraciones del secretario llegan sólo unas horas después de que se celebrara una asamblea de agricultores en Chipiona.

Los productores afrontan un notable encarecimiento de los costes. Por ejemplo, los abonos y otros útiles fitosanitarios han registrado un incremento del 100% y el gasoil supera ya los 60 céntimos: «La subida de los costes es insoportable para los agricultores y la pena es que nuestros productos siguen valiendo lo mismo». Ante este panorama, el sector de las hortalizas y la flor cortada de la provincia roza la desesperación: «Pedimos al nuevo consejero, a la ministra y a todo aquel que tenga competencias que se pongan manos a la obra ya para intentar parar esta situación porque no se puede aguantar mucho tiempo», insistió Pineda. Otras áreas de producción como Granada o Almería atraviesan las mismas dificultades. En el caso de la flor cortada, Pineda recordó que «ha caído la producción y los que se han quedado son unos valientes que se han diversificado para tener un producto competitivo en Europa».

Consecuencias

«Las consecuencias de un año sin sembrar son incalculables», lamentó Pineda sin poder atisbar todo lo que una decisión como ésta podría acarrear a la economía de la zona puesto que no se trata solamente de las familias que viven de la tierra sino de las que trabajan en el transporte, en los plásticos de los invernaderos, en los productos fitosanitarios... «De hace diez años hasta ahora, la producción de flor cortada en Chipiona ha disminuido en un 50%», explicó Fermín Blanco, propietario de Flores Los Rizos. «Esos agricultores que abandonaron el campo se fueron de albañiles y ahora hay crisis en la construcción ¿a dónde nos vamos?», se preguntó.

Esta medida -por la que, al menos, los agricultores no perderían dinero, sino dejarían de ganarlo- provocaría además que «entrasen otros países a vender aquí e incluso perderíamos nuestro mercado».

«Ya hemos achatarrado las remolacheras y pretenden que también lo hagamos con las desmotadoras de algodón. Es inadmisible», argumentó Pineda. Si la diferencia entre precios en origen y en destino se mantiene por más tiempo sin que bajen los costes del sector hortofrutícola, puede llegar «a poner en peligro la alimentación y el cultivo de alimentos básicos, como ha ocurrido con el cereal».

vmontero@lavozdigital.es