NERVIOS. Rosa reconforta a una admiradora emocionada.
Sociedad

Enganchados a la fama

La televisión hace renacer el fenómeno fan, llevado a su máxima expresión en el último Festival de Málaga-Cine Español; internet es su mejor aliado

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Fue mucho antes de Sin tetas no hay paraíso. Ya hace tres años que le echó el ojo en la serie Motivos personales, también de Telecinco. Evidentemente, sobra decir que se trata de Miguel Ángel Silvestre. Entonces, sólo era un personaje secundario, pero Astrid Castell le veía futuro. Además, era su paisano, de Castellón para más señas. De ahí a conocerle sólo hubo un paso. Una cosa llevó a la otra y pronto pensó que se merecía tener una web propia. Y, ¿por qué no? Un club de fans. Hoy es su presidenta y, aunque aún falta terminar de legalizarlo, ya cuenta más de dos mil socios de toda España y parte del extranjero (desde Portugal y Alemania a Australia). «Se lo comenté y le pareció muy bien, él es un encanto y muy agradecido», recuerda esta estudiante de 23 años.

Quizás le dio suerte. Ahora, es protagonista. Y no sólo en la pequeña pantalla. También en la grande. Lo ha demostrado en el reciente Festival de Málaga-Cine Español, en el que se ha llevado el premio al mejor actor de ZonaZine. Aunque no ha sido lo más sonado de su visita al certamen. En realidad, Silvestre ha pasado por la cita cinematográfica como un huracán, arrastrando a cientos de admiradoras enfervorizadas.

El fenómeno 'El Duque'

Hacía tiempo que no se veía algo igual. A estas alturas, nadie duda del fenómeno de masas en el que se ha convertido El Duque, pero también muchos otros de sus colegas, como Hugo Silva o Fran Perea, que tampoco dejan precisamente indiferentes a las jovencitas. En Málaga, hasta obligaron a triplicar las medidas de seguridad.

Pero, aunque siempre hay preferencias, a veces importa poco quién sea el que sale por la puerta del hotel o desfila por la alfombra roja. La cuestión es estar cerca de los actores de moda. Y la moda está hoy en día en televisión. Sorprende la cantidad de clubes de fans y foros que pululan en internet al amparo del éxito de series, actores, presentadores y hasta colaboradores. Desde adictos a Operación Triunfo, Se llama copla, Fama ¿A bailar, Física o química, Hospital Central, El Internado o Los Serrano a admiradores de presentadores como Carolina Ferre o Pilar Rubio, e incluso de David Agramunt, uno de los bailarines de Mira quién baila. «Todos los actores que salimos en televisión tenemos un club de fans, y eso es de agradecer», confiesa el actor Adriá Collado, conocido por la serie La que se avecina.

Está claro que la televisión ha hecho renacer el fenómeno fan. Y, sin duda, internet es un complemento perfecto. Es la diferencia fundamental con otras épocas. Porque el concepto de ídolo y admiración es algo que siempre ha existido. Como advierte la profesora Clara Roso, desde la Prehistoria, cuando los hombres adoraban elementos tan abstractos como el mar o las estrellas. Aunque no hay que irse tan lejos.

A mediados del siglo pasado, Fran Sinatra o Elvis Presley ya tenían sus clubes de fans -y los siguen teniendo- y provocaban el delirio de las jóvenes. Sólo fue el principio. A ellos les seguirían referentes ya hoy en día para los mitómanos como los Beatles o los Rolling Stones, y, más tarde, clásicos de la talla de Madonna, Michael Jackson, Nirvana, Spice Girls o Backstreet Boys. Sin olvidar, por supuesto, a los autóctonos Dúo Dinámico, Los Brincos, Los Pecos, Alejandro Sanz o Miguel Bosé, que incluso ha contado con la colaboración de sus fans para la selección de canciones de su último tour. «El fenómeno fan es sano, rompe la rutina y supone una forma más de entretenimiento y diversión y de relacionarnos socialmente gracias a algo en común, sobre todo ahora que internet facilita tanto las comunicaciones», considera la psicóloga María José Zoilo, sorprendida por algunos comportamientos. Por ejemplo, como ella misma pudo comprobar en el último Festival de Málaga: esperar horas a las puertas de un hotel «simplemente para ver a alguien conocido».

Y muchas veces sólo a través del móvil o la cámara de fotos. Es, según Zoilo, «la curiosidad de tener cerca a un famoso y captar el momento; como tener un trozo de esa persona para poder mostrarlo y comentarlo con los amigos». O con los compis de foro, que a diario se dan cita en la Red para hablar de su personaje favorito.

Tal es la complicidad que a veces suplen su objeto de devoción entre ellos mismos. Para prueba, los seguidores de Física o química, que, como el pasado 3 de marzo, por estrategias de programación se quedaron sin serie, y se citaron en el chat para no perder el hilo.

En el caso de los clubes de fans, están al tanto de todo gracias al contacto directo con el entorno del ídolo en cuestión, ya sea discográfica o productora, que les facilitan información sobre promociones, discos, estrenos y todo lo relacionado con su trabajo. Pero son fans 24 horas y, como tales, cualquier noticia la comparten al momento. Sin ir más lejos, María Jesús Leiva, presidenta del club de fans de David Bisbal, apunta el caso de una seguidora que se enteró por la radio de que el cantante estaba viendo al Atlético de Madrid e, inmediatamente, corrió a comentarlo en el foro.

Y es que no se les pasa una. Todo lo referente al ex triunfito cae en sus manos. Claro que es un trabajo conjunto. Sin fronteras. Por ejemplo, sus fieles de otros países les envían las grabaciones del artista en televisiones internacionales. De hecho, según Leiva, el almeriense cuenta con clubes de fans en todo el mundo.

De todas las edades

En España, atrae a una legión de más de un millar de admiradores. De todas las edades y condiciones. No sólo adolescentes. La propia presidenta tiene 39 años, está casada y tiene una hija de nueve años. Y eso que no es incondicional desde el principio. «Me enganché a la mitad porque tenía otro concepto del programa, pero cuando vi a David me fui aficionando poco a poco», admite Leiva, paisana del cantante. Para ella, hoy «es uno más de la familia». Tanto que organiza las vacaciones en función de sus movimientos.

«Es una forma de viajar. Ante todo, nuestro objetivo es apoyar su carrera, pero reconozco que, gracias a él, tengo la posibilidad de descubrir muchos lugares y, sobre todo, sé que allá donde vaya conozco a alguien», considera Leiva, que tiene la suerte de haber tenido más de un cara a cara con Bisbal. No siempre es así. En algunas ocasiones, los propios clubes de fans se frenan a la hora de organizar encuentros con los ídolos. «Hay mucho histérico, por eso muchas veces no se hacen más cosas, es difícil controlarlos. Se ha pasado de ser fan a ser fanático, a veces es desmesurado», opina la presidenta del club de fans de RBD, Patricia Sanz. Habla con conocimiento de causa. Ella ha visto desde los clásicos desmayos a incondicionales que han hecho colas de una semana para ver al grupo o algunos más radicales que se han llegado a camuflar colgados en la furgoneta de la organización para entrar en recintos privados.

RBD, los más seguidos

Algo inusitado para la promoción que ha tenido en España la banda, salida de la serie del mismo nombre. Según Sanz, es uno de los clubes de fans más numerosos del país, con unos 13.000 socios. Todos se mantienen al día por internet. Porque, además de estar puntualmente informados -los responsables se reúnen mensualmente con la discográfica para recibir información sobre promociones, discos, giras...-, tienen la oportunidad de participar en sorteos, quedadas y juegos. Y sin límite de edades. Los hay desde seis a en torno a cincuenta años. «Abuelas que acompañan a sus nietos y acaban enganchándose», precisa Sanz.

Aunque para diversidad de edades la de los seguidores de David Bustamante, en cuyo club de fans hay socios de hasta 85 años. No es lo habitual. El perfil tipo es el de la quinceañera -a juicio de María José Zoilo, «las mujeres somos más expresivas y fieles, y menos vergonzosas; el fan masculino es más comedido»- que, ya sea por afinidad o por seguir la moda, toma a ciertos famosos como referentes. Como indica el catedrático de Psicología Social Federico Javaloy, Freud ya escribió que el ídolo es «un modelo con el que el admirador se identifica y que necesita para afianzar su propia personalidad».

A partir de una encuesta, Javaloy hizo un estudio en el que se preguntaba por qué un adolescente es capaz de llegar al límite. «Los más radicales contestaban afirmativamente cuando se les preguntaba si estarían dispuestos a casarse con su ídolo y renunciar a todos sus gustos», constata.

Son situaciones extremas. Aunque hay casos bastante curiosos, como el de aquella chica que se escapó de casa para viajar desde Madrid a Barcelona para ver de cerca a los RBD. O el de esa otra admiradora que se tatuó en la ingle la firma de uno de los miembros de Iguana Tango. «Los fans son muy agradecidos, con una simple mirada se les compensa. Los famosos deberían valorarlos porque no sólo fomentan su carrera sino que suben su autoestima», sostiene Zoilo, convencida de que ambos se retroalimentan.

Muchos son conscientes e intentan buscar un hueco para atenderles. Bisbal, por ejemplo, lo hace siempre antes de cada concierto y Bustamante, antes de comunicar a la prensa su futura paternidad lo adelantó a sus fans. Al fin y al cabo, los considera «su familia», «su marea roja» -su seña de identidad son los pañuelos rojos-. «Nuestro afán es sólo demostrarle lo que le queremos, es una necesidad por lo que nos hace sentir con sus canciones; crea adicción», asegura Montse García, coordinadora de medios del club de fans de Bustamante, que ya alcanza los 16.000 fieles.

Colapso en la Gran Vía

Camino de ellos van los chicos de El internado, que también arrasan allá donde van. El pasado jueves, de hecho, colapsaban la Gran Vía madrileña en el estreno de la tercera temporada de la serie de Antena 3. A ella acudieron 1.500 seguidores. No menos de lo que ocurrió con los concursantes del reality de Cuatro Fama ¿A bailar!, que en su primer contacto con elpúblico desbordaron todas las previsiones, provocando el caos en la madrileña plaza Felipe II.

A veces, ni los mismos clubes de fans se explican la histeria colectiva que se vive en conciertos, presentaciones, estrenos, etc. Lucía, una de las impulsoras de la web de Hugo Silva, recuerda el caso de una chica que arrancó la camiseta al actor a la salida de su hotel. «Él es una persona muy tímida que odia este mundo de la fama», destaca.

Para la psicóloga María José Zoilo, esa intensa «exclamación de júbilo» responde al tiempo de espera. «Lo rentabilizan con los gritos y la explosión de emoción. Además, no hay que olvidar que el grupo llama al grupo», mantiene la especialista, firme de defensora del fenómeno fan. Aunque con sus límites. «Es algo sano siempre que no se convierta en una obsesión y haga descuidar las ocupaciones personales», aclara.