TRIUNFADOR. Berlusconi gesticula durante un acto de su coalición el Pueblo de la Libertad el 8 de marzo. / AP
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Berlusconi regresa al liderazgo de Italia con la mayoría absoluta

El voto útil crea un histórico bipolarismo en el país, margina a los partidos pequeños y abre un horizonte de estabilidad para un periodo de cinco años

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Los italianos volvieron a entregar ayer el poder absoluto durante cinco años a Silvio Berlusconi, líder de la coalición de centroderecha Pueblo de la Libertad (PDL), y le dan una segunda oportunidad, de nuevo histórica, para acometer la modernización del país y salvarlo de su desastrosa situación económica y social. Con ocho puntos de ventaja sobre Veltroni, según las extrapolaciones del escrutinio de anoche, Il Cavaliere tiene ahora una gran responsabilidad. La incógnita es si estará a la altura.

Dejando en suspenso las valoraciones sobre la controvertida figura de Berlusconi, es una buena noticia para el país.

Gobierno fuerte

Italia al menos contará con un Gobierno fuerte, abre un horizonte de estabilidad que necesitaba como el agua y despeja el fantasma del empate. Era un riesgo real, según los sondeos. Pero los italianos han hecho algo más en unas elecciones transcurridas con bastante normalidad, para ser Italia. Con un voto útil han dibujado un Parlamento de dos grandes partidos, un bipolarismo que supone una extraordinaria novedad para una política tradicionalmente fragmentada y caótica.

El nuevo Partido Demócrata (PD) de Walter Veltroni, surgido de la fusión de las dos principales formaciones del centroizquierda, ha superado la suma de los resultados precedentes y se ha afirmado como segunda fuerza política. No ha vencido, algo que se antojaba difícil, pero sale airoso del reto. También habrá una oposición sólida. PDL y PD suman, con el apoyo de la Liga Norte y el partido del ex magistrado Di Pietro respectivamente, el 85% de los votos.

Las consecuencias de este fenómeno para los partidos menores, que no han querido agregarse al proyecto bipartidista, han sido terribles. La izquierda radical de comunistas y verdes, agrupados en Izquierda Arco Iris (Sinistra Arcobaleno), se ha hundido desde el 11% al 3% y ha quedado fuera tanto del Senado como de la Cámara de Diputados, una enorme sorpresa y tal vez el dato histórico más relevante de la jornada.

En resumen, por primera vez desde la posguerra desaparece la hoz y el martillo del Parlamento italiano. El tiempo dirá si es algo profundo y se cierra una época o ha sido una víctima ocasional del voto útil. Los democristianos de la UDC de Casini, que ha roto con Berlusconi, han aguantado un poco mejor, con un 5% de los votos, pero no serán decisivos como pretendían y sólo han arrancado dos escaños para el Senado en Sicilia.

Alta participación

La otra señal interesante de los comicios es que no se produjo la abstención que se esperaba, dado el hartazgo del electorado de sus políticos. La participación bajó tres puntos, pero siguió siendo muy elevada, superior al 80%, en la línea que ha mantenido Italia.

Si a alguien ha afectado es probablemente a la izquierda radical, cuyos votantes parecían los más desilusionados por el fracaso del proyecto unitario del centroizquierda, iniciado en 1996 con El Olivo y dado ahora por fracasado tras la caída del Gobierno de Prodi.

Así que Berlusconi regresa por la puerta grande. Ganó en 2001, pero pasó la legislatura sin grandes logros y más dedicado a resolver sus problemas con la Justicia. Tras un paréntesis de 18 meses del endeble Ejecutivo de centroizquierda de Romano Prodi, el país regresa a sus brazos. En el fondo es obra suya. Su estrategia de salida en 2006 ha sido un éxito: dejó una maquiavélica ley electoral que garantizó la ingobernabilidad a Prodi, condenado a malvivir con una mayoría de sólo dos escaños en el Senado y a aumentar la fama de litigioso del centroizquierda. Rematado el enemigo, el magnate vuelve por sus fueros.

Liga Norte

El posible riesgo de vulnerabilidad de Berlusconi en el Senado, donde el reparto de escaños se hace por regiones y equilibra las fuerzas, fue ampliamente salvado con el triunfo de la derecha en la mayoría de las plazas que estaban en el aire y la recuperación de otras como Campania, una reacción a la crisis de la basura de Nápoles. Berlusconi había pedido «al menos 20 senadores de ventaja», y los ha obtenido.

Si hay que buscar flancos débiles en el nuevo Gobierno de 'Il Cavaliere' podrán aparecer, como en el pasado, dentro de su coalición. Esta vez, con la salida de Casini, son uno menos: en el contenedor del PDL han confluido su partido, Forza Italia, y la Alianza Nacional de Gianfranco Fini, mientras que la Liga Norte ha preferido quedarse fuera para mantener su identidad.

La Liga ha obtenido un óptimo resultado, con una subida de un punto hasta el 5,6%, y esto hace temer un poder de extorsión de Bossi sobre Berlusconi. Será una prueba de su sentido del Estado en un momento crítico.