NUEVAS ZONAS. Varios grupos de jóvenes hicieron 'botellón' en la plaza Antonio Pica. / T. S.
Jerez

El 'botellón' se reactiva en varias zonas a pesar de la normativa

Varios colectivos vecinales han exigido «medidas contundentes» ante la reaparición del fenómeno Torres de Córdoba o plaza del Mercado, en el punto de mira de los jóvenes

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Ha pasado un año y cinco meses desde que la Ley Antibotellón se puso en marcha y parecía que el fenómeno como tal había desaparecido de las calles jerezanas. No obstante, desde hace algunos meses, diversas asociaciones de vecinos y comunidades de propietarios han mostrado su malestar ante lo que parece una tímida reaparición del botellón que comienza a extenderse. Y es que son cada vez más los jóvenes que se resisten a acudir al botellódromo ubicado entre la avenida de los Chiribitos y la calle Miguel Unamuno, ya que aseguran no «estar cómodos» en esta zona de ocio.

Ante ello, LA VOZ decidió comprobar cómo la reaparición del fenómeno es una realidad que a algunos vecinos comienza a volver a quitarles el sueño. De hecho, tanto en la noche del viernes como en la del sábado, la ruta del botellón empezó en la plaza del Mercado. En ella, varios grupos de jóvenes, con los maleteros de sus coches abiertos, tomaban algunas copas mientras conversaban tranquilamente sobre sus propios problemas. «Hacemos botellón aquí porque estamos más tranquilos. No nos gusta el ambiente que hay en el botellódromo. Además, estamos cerca de la discoteca y así no tenemos que mover los coches», explicaba uno de ellos.

Estos jóvenes no quisieron dar sus nombres. Saben que pueden ser sancionados por beber en la vía pública y se mantuvieron en alerta a lo largo de las más de dos horas que duró su botellón, mientras que calentaban motores para seguir de fiesta por la ciudad.

Continuando por el centro, en la Alameda Vieja se pudo ver también a algunos grupos aislados que con sus botellas en bolsas se servían alguna que otra copa. Una imagen muy similar a la que se observó en la plaza Antonio Pica, en las Torres de Córdoba. «¿No seréis policías?», nos preguntó un joven medio en broma al que nos acercamos para conocer los motivos por los que han decidido beber fuera de la zona habilitada por el Ayuntamiento. «Aquí estamos mejor», insistió uno de sus compañeros con contundencia.

Muy cerca de ellos, otro grupo cargado de bolsas debatía si instalarse o no en la zona. Tras varios minutos de deliberación se sentaron en uno de los bancos libres que había en la plaza, lanzaron la bolsa de hielo al suelo y comenzaron a servirse una copa de cacique-cola. «Si quieres hacer alguna foto, no nos importa, mientras que no salgan nuestras caras», nos comentó uno de los chicos de la pandilla.

Tras conversar con ellos unos segundos, decidimos continuar el recorrido hasta las inmediaciones de la urbanización El Ángel, junto a la avenida Lola Flores. Los vecinos de este área residencial pidieron hace algunas semanas que el Ayuntamiento tomara «medidas contundentes» contra el botellón, ya que denunciaron que «de nuevo nuestras calles se han convertido en un caos. Los chavales beben en los coches con la música muy alta y no podemos dormir», subrayaron con notable indignación. Estos vecinos incluso llegaron a amenazar con «movilizaciones» si el Consistorio no reaccionaba.

En la noche del viernes y el sábado, pasadas la una de la madrugada, apenas había nadie por sus calles, a excepción de quienes buscaban aparcamiento para acudir a los bares de copas de la zona.

El siguiente punto del recorrido fue Guadalcacín. Los residentes en esta pedanía también pudieron dormir más tranquilos de lo que están acostumbrados ya que, a pesar de que el parque que hay ubicado frente a la discoteca de la pedanía se ha convertido en los últimos meses en un auténtico botellódromo alternativo, la presión de los vecinos ha conseguido que «llevemos al menos dos semanas tranquilitos. La Guardia Civil se ha personado en la zona y ha multado a los que estaban haciendo botellón, así que poco a poco estamos volviendo a la normalidad», comentó a este medio Manuela Arcos, una de las vecinas afectadas por la movida. Ella y el resto de los residentes de la zona insistieron en que «estamos satisfechos aunque tendremos que esperar un mes para ver si estos resultados son reales. La alcaldesa pedánea, Ana Lirio, se está esforzando mucho por acabar con el problema».

Una vez comprobado que todo estaba en orden, dimos por finalizada la ruta con la sensación de que los jóvenes siguen buscando sus particulares rincones para continuar haciendo botellón.

braguilar@lavozdigital.es