Opinion

Con faldas y a lo loco

Sí, de locura es la movida suscitada con las enfermeras y auxiliares de la Clínica San Rafael, a la que he tenido acceso a través de LA VOZ y que ha hecho que me plantee una serie de cuestiones:

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1º ¿Desde cuándo el uniforme es un equipo de protección individual (EPI) que protege de los riesgos para la seguridad y la salud de los trabajadores? En la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y en el RD 773/1997 sobre equipos de protección individual, se define el EPI como cualquier equipo destinado a ser llevado por el trabajador para que le proteja de uno o varios riesgos que puedan amenazar su seguridad o salud. Asimismo, se excluyen de tal definición la ropa de trabajo corriente y los uniformes. Luego, ¿está incumpliendo la empresa la normativa sobre prevención?

2º Si, como aducen las enfermeras, con el uso de la falda aumenta el riesgo de infección, riesgo biológico... Lo que se plantea es una cuestión de salud pública que nos afecta a todos, y por tanto, lo que debería prohibirse es el uso que el personal sanitario hace del uniforme, ya sea falda o pantalón, fuera de las dependencias de cualquier centro hospitalario.

3º Resulta escandaloso que se esté utilizando un tema tan serio -la discriminación por razón de sexo- para justificar un incumplimiento contractual y de una norma interna. Se está primando el interés particular en perjuicio del interés general, del interés de los enfermos, los más perjudicados en esta polémica. Y más aún, se está haciendo un flaco favor al prestigio de una empresa gaditana, y ahuyentando cualquier posible iniciativa empresarial en la provincia.

Mi apoyo al personal de las Clínicas Pascual -cuya profesionalidad he podido constatar- pero sobre todo mi reconocimiento a todas aquellas mujeres que se topan con discriminaciones reales en el acceso al empleo y que hacen verdaderas piruetas por conciliar su vida laboral y familiar.