El circo del dolor

as sorprendentes revelaciones que se publican cada semana respecto de los casos de Madeleine y Mari Luz demuestran que la discreción y la prudencia deberían ser dos elementos básicos en tan delicadas investigaciones. Las expectativas creadas en torno a la pequeña británica, a la que primero se localizó viva en diferentes países y ahora se pretendía haber encontrado dentro de un saco en el fondo de un pantano, han terminado convirtiéndose en dolorosas decepciones para unos padres angustiados al extremo. El derecho a la información es uno de los puntales de nuestra sociedad y puede ayudar a esclarecer misteriosos caso. Pero lo vivido estas semanas más parece un circo que una rigurosa investigación. La aparición de fundaciones patrocinadas, detectives privados o abogados que a título propio emprenden estridentes batidas de búsqueda, no hacen sino enturbiar todavía más las aguas de unas pesquisas de por sí muy complejas.