ENCERRADOS. Antonio Gutiérrez y Manuela Gordillo pasan los días en el salón de su casa. / ÓSCAR CHAMORRO
CÁDIZ

Los mayores de Trille viven cautivos en sus casas debido a las barreras arquitectónicas

Los quince peldaños que separan sus pisos del portal, hasta donde llega el ascensor, son «un calvario» para las personas impedidas, que sólo salen ayudadas de sus hijos La Junta tiene hecho un proyecto para instalar rampas

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El Patio de la Alegría en Trille no hace honor a su nombre. Las barreras arquitectónicas de estas 108 viviendas construidas por la Junta de Andalucía en 1991 tienen entristecidos a sus residentes porque han afectado la calidad de vida de los mayores. El principal obstáculo para estas personas con escasa movilidad son las dos filas de escaleras que hay que superar para acceder a la calle desde el portal, hasta donde llega el ascensor, algo que no fue tomado en cuenta por el arquitecto cuando se construyeron los edificios hace 17 años.

En el bajo B del portal E-4 vive un matrimonio de avanzada edad con sus dos hijos. Antonio gutiérrez García y Manuela Gordillo Galán tienen 89 años de edad y apenas salen a la calle. Él, con una pierna amputada debido a problemas circulatorios, permanece postrado en una cama instalada en el salón y necesita de las pertinentes curas que son realizadas con mimo por sus hijos Manuel y José. Al lado, su fiel mujer duerme en el sofá por «no dejarlo sólo». «A mi padre le cortaron la pierna hace siete años y desde entonces casi no sale a la calle porque mi hermano y yo estamos mal de la espalda para poder sacarlo a pulso por esas estrechas escaleras», comenta José mientras ayuda a su madre a ir al baño. Manuel, el hijo mayor, teme por su otra pierna porque «se le hincha mucho» -el pie lo tiene morado-. Apenas lo incorporan para asearlo.

Una ratonera

En el quinto piso, Enrique Fernández Martínez, un invidente, se enfrenta diariamente a los quince escalones que separan su portal de la calle. «Hace dos años tuve un infarto y como la camilla no pasaba tuve que bajar a pie un tramo de las escaleras», dice indignado. Y agrega: «El arquitecto que hizo esto tuvo un talento especial. Aquí pasa una desgracia, como un incendio, y la gente se mata en las escaleras, puesto que no hay salida de emergencia».

María Fernández López también tiene «muchas dificultades» cuando saca a su niña de seis meses con el cochecito, al igual que las mujeres que diariamente traen el carro de la compra.

El presidente de la asociación de vecinos de Trille, Manuel García, reconoce que «la accesibilidad a las viviendas es el principal problema que tiene el barrio». Y cuenta: «La Junta de Andalucía ha aprobado recientemente «un proyecto para dotar de rampas a estas viviendas y eliminar todas las barreras arquitectónicas. El permiso para el inicio de las obras fue solicitado al Ayuntamiento en febrero. La alcaldesa es consciente del problema que hay aquí y está dispuesta a colaborar», dice.

Son familias sacrificadas, víctimas de una situación, cuya calidad de vida mejoraría notablemente con la instalación de una simple rampa.

jmvillasante@lavozdigital.es