EMOCIÓN. El Villamarta acogió el discurso del pregón jerezano. / J. C. C.
SAN FERNANDO

El Teatro de Las Cortes se rinde ante el pregón de Salvador Rivera en La Isla

El padre Jesús Fernández de la Puebla Viso emocionó con un pregón lírico de gran profundidad y calado en Jerez

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Tras tres décadas sin acoger entre sus muros el pregón de la Semana Santa Isleña, el Real Teatro de Las Cortes se abrió ayer para ser testigo de las palabras de Salvador Rivera Sánchez, arcipreste de la ciudad y vicedelegado episcopal de Hermandades y Cofradías, además de ser, en la actualidad, párroco de la Iglesia del Santo Cristo.

Cofrade por los cuatro costados, hermano mayor de las hermandades de la Palma y Columna de Cádiz y Gran Poder, Vera Cruz y Afligidos de La Isla, además de macareno de corazón y director espiritual del Consejo Local de Hermandades y Cofradías, Rivera comentó que al recibir el encargo de ser pregonero sintió el vértigo que produce la pretensión, nunca cumplida, de la tarea que quisiéramos perfecta. No obstante, estuvo a la altura con creces y lo demostró a lo largo de hora y media en que derramó sus palabras sobre un público entregado.

Tras encomendarse a la Virgen del Carmen, «faro y guía que apacienta las olas en días de tempestad», Rivera recordó la expresión de su padre cuando de niño le llevaba a ver procesiones, así como a su madre, que decía: «a este niño hay que ponerlo delante porque no se queda tranquilo como no le vea los pies a los penitentes».

Así, Rivera dejó patente que desde muy pequeñito ya comenzó a aflorar su fervor religioso, al tiempo que recordó cómo personas como el párroco que le mandó al seminario, entonces cura de la Parroquia de San José de Cádiz, Camilo García, le ayudaron a afianzar su fe y a amar a hermandades como la de Afligidos.

Ser cristiano hoy

Rivera no quiso continuar su pregón sin preguntarse cuál es la sociedad «a la que un año más vamos a salir con lo que más queremos» y aseveró que hoy en día la personas cada vez olvidan más a Dios, al tiempo que los valores cristianos son rechazados porque «ser cristiano no está de moda». No obstante, abogó por que los creyentes no se acobardaran al entender que la Iglesia vive entre las persecuciones del mundo y los gozos de Dios.

El arcipreste de la ciudad fue más allá y criticó que se quieran cambiar los nombres de determinadas fiestas de carácter religioso dado que, según sus palabras, a la Navidad se la quiere denominar la fiesta del solsticio de invierno y a la Semana Santa la fiesta de la primavera. «No nos dejemos arrebatar lo más intimo nuestro», proclamó, al tiempo que reconoció que a los cristianos muchas veces les da miedo ser testigos de su fe porque las fuerzas flaquean y es fácil dejarse llevar por los vientos nuevos.

Sentir cofrade

El párroco del Cristo echó mano del refranero español y afirmó que la primavera la sangre altera lo que le sirvió para preguntarse a qué cofrade no se le altera el cuerpo cuando llega esta época del año y escucha a lo lejos el sonido de una banda o ve por las calles una cuadrilla ensayando o escucha las proclamas de los cultos cuaresmales y huele a incienso y a azahar. «El cristiano y cofrade tiene que saber dónde agarrarse para vivir su ser cristiano», exclamó.

El pregonero de la Semana Santa de este año se mostró convencido de que las hermandades pueden ser vehículo de evangelización en la Iglesia y en la sociedad, dado que encarnan espacios de humanización y colectivos que fomentan valores como las amistad y la entrega, «en tiempos de fuerte secularización como los que viviemos».

Después de pedir a la Virgen, «estrella de mar», que guiara el caminos de todos los cristianos, Rivera puso fin a su dilatado discurso y los aplausos hicieron el resto.

En Jerez, la profundidad de la fe del padre Jesús Fernández de la Puebla Viso se vio reflejada en los escasos sesenta minutos que duró su pregón. Ya había anunciado, con su desparpajo habitual, que «más de una hora de pregón no mueve los corazones, sino los culos», y cumplió con lo prometido. Fue un pregón sencillo, emotivo, con mucho más verso del esperado pero cantado de una manera tan suave y dulce que se entremezclaba con la prosa del mismo.

Tras una breve introducción, el pregonero defendió la Semana Santa «como algo más que cultura. La Semana Santa es un libro vivo, es fuente de gracia y salvación, es redención, liberación y abrazo de Dios al hombre», claves éstas que desmenuzaría con posterioridad a lo largo del texto. Y reivindicó de la misma manera la Eucaristía, versos con los que empezó el pregón antes de pasar a los misterios del Rosario, y que estuvieron dedicados a la hermandad de la Cena.

La parte central del pregón fue bella y profunda, como se esperaba del orador. El momento más álgidos del pregón llegó cuando el mercedario explicó los motivos que le habían llevado a elegir la cruz de guía del Soberano Poder.

Riol en El Puerto

Por último, el auditorio municipal del hotel Monasterio acogió el pregón, que corrió a cargo del periodista gaditano Guillermo Riol. Su presentadora fue Paqui Durán Redondo, que exaltó la Semana Mayor portuense en 2004.

Guillermo Riol es actualmente coordinador y presentador de la emisora municipal Onda Cádiz, aunque durante más de 15 años ha trabajado en Cadena Cope. En 2004 fue pregonero de la Semana Santa de Cádiz.

El acto comenzó con la marcha Cádiz Cofrade en homenaje al pregonero que agradeció profundamente el detalle de los portuenses. A continuación, el periodista gaditano realizó un emotivo recorrido por todas las Cofradías portuenses a las que felicitó por el esfuerzo que realizan durante todo el año. La poesía jugó un papel fundamental durante todo el discurso del periodista.