El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, momentos antes de su intervención de ayer en la columnata de la Casa Blanca, en Washington D.C. /EFE
APROBADO POR EL CONGRESO

Bush veta el proyecto que impone limitaciones a los interrogatorios de la CIA

Uno de los métodos que se iban a prohibir es el de asfixia simulada, criticado por legisladores demócratas y grupos de defensa de los derechos humanos

WASHINGTON Actualizado: Guardar
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Lo había anunciado cuando el Congreso de Estados Unidos sacó adelante el proyecto y hoy se hará efectivo el veto del presidente George W. Bush a un texto que impone restricciones a los métidos de interrogatorio a presuntos terroristas por parte de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

Uno de los métodos prohibidos en el proyecto sobre autorización para las labores de inteligencia es el de asfixia simulada ('waterboarding'), que ha sido criticado por legisladores demócratas y grupos de defensa de los derechos humanos.

Esta técnica fue empleada con tres terroristas sospechosos de participar en los ataques contra las Torres Gemelas del 11 de septiembre, según reconoció el director de la CIA, Michael Hayden, el mes pasado.

El Congreso envió el proyecto al presidente Bush pese a que éste anunció en reiteradas ocasiones que lo vetaría si incluía limitaciones. Lo ha confirmado de uevo el portavoz de la Casa Blanca, Tony Fratto: "El presidente vetará el proyecto de autorización de inteligencia".

Normas especiales para la CIA

Uno de los promotores del proyecto es el senador Edward Kennedy, que ha consdiera que el veto de Bush es "uno de los actos más vergonzosos de su presidencia". "El uso de la tortura no es solamente ilegal sino que también es una malta técnica que logra resultados poco fiables, puede perjudicar otros esfuerzos para conseguir información e inducir a que (el interrogado) diga lo que quiere escuchar el interrogador", ha apuntado.

Sin embargo, la Casa Blanca considera que no se puede someter a la CIA a las normas militares de interrogatorio porque sus agentes hacen frente a terroristas que no son combatientes legales ni operan de acuerdo a las normas tradicionales de un campo de batalla.

La legislación fue aprobada por el Senado y la Cámara de Representantes, aunque no han conseguido el apoyo suficiente para hacer frente a la negativa de Bush.