VUELTA AL TRABAJO. Los jugadores blancos ya preparaban ayer el próximo compromiso liguero.
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Bernd Schuster, en la picota

El presidente blanco Ramón Calderón ya no ve al alemán como el Ferguson del Madrid tras el «fracaso» en la Champions, el mal juego del equipo y sus salidas de tono

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Tiene contrato hasta 2010, con una ficha de cuatro millones de euros anuales, fue fichado para alcanzar la «excelencia» que no consiguió Capello, pero la realidad se impone. Bernd Schuster ya está cuestionado por el madridismo y no es seguro que siga el curso que viene aunque gane la Liga. No sintoniza con la plantilla, que en privado se queja de que el alemán ni siquiera saluda por las mañanas, no traslada la imagen de señorío que siempre pregonó el club, se distancia cada día un poco más de Ramón Calderón y nunca se ha relacionado con Pedja Mijatovic, el director deportivo.

Fuentes próximas a la cúpula madridista no daban crédito a las justificaciones del técnico tras el varapalo ante la Roma. La Copa de Europa es la competición bandera, y nadie acepta que Schuster proclamase que para él no fue una derrota, que se sentía bien, que su equipo fue mejor y que sólo cayó por las circunstancias y la mala suerte. Sobre todo, molestó que eludiera toda responsabilidad sobre el fiasco de un proyecto en el que se invirtieron 100 millones de euros en fichajes que rejuvenecieron la plantilla pero no dieron el salto de calidad esperado. «No me voy a hacer responsable de eso», afirmó Schuster sin querer analizar el rendimiento de los Drenthe, Sneijder, Pepe, Metzelder, Heinze, Robben y los prácticamente inéditos Soldado y Saviola.

«No hay que engañarse»

Calderón le contradijo enseguida. «No hay para qué engañarse. Fue un fracaso indudable porque todos pensábamos pasar y ahora estamos muy desilusionados», confesó el presidente, que hace sólo cuatro semanas, tras el 7-0 al Valladolid, desató la euforia al afirmar que el Madrid era una «máquina imparable». El presidente ya piensa en refuerzos y asume que el club necesita como el comer un delantero, un centrocampista, un hombre de banda derecha y laterales. Se buscan jugadores de jerarquía, tipo Cesc, pero sabido es que la profunda renovación que acometerá el Milan encarecerá el mercado.

Mijatovic, siempre reticente a la contratación de Schuster, ya que su apuesta era Laudrup, lanzó un dardo envenenado al germano al declararse cariacontecido por la cuarta eliminación consecutiva en los octavos de la Champions y reconocer, sin ambages, que se sentía peor que tras caer el curso pasado ante el Bayern de Múnich. «Teníamos equipo para hacer más. Esperábamos mucho pero en febrero hemos tenido muchas lesiones. Ya habrá tiempo para analizar», subrayó en tono enigmático. Lejos quedan aquellas sensaciones sobre Schuster tras el triunfo del 23 de diciembre en el Camp Nou. El Madrid se disparaba hacia el título y Calderón trasladó al alemán su idea de convertirle en el Ferguson del Madrid. Una especie de contrato vitalicio del que ya disfrutan Casillas, Raúl y tiene apalabrado Guti. Una política de premios de la que también se ha beneficiado Van Nistelrooy hasta los 34 años y que reprochan sectores del Real Madrid que atisban un serio riesgo acomodaticio.

Siete derrotas

En 2008, el Madrid no da pie con bola y ya suma siete derrotas en 13 partidos. Se despidió a las primeras de cambio de la Copa del Rey, tras perder los dos partidos con el Mallorca, se atascó en Liga ante Almería, Betis y Getafe, y cayó en ambos duelos de Champions ante la Roma. El Bernabéu ya no es un fortín. Allí sólo había perdido el Madrid de Schuster la Supercopa ante el Sevilla (3-5), en agosto, pero recientemente cayó en la Copa y también en Europa.

Sin querer fiarse de la negativa tradición de Schuster en las segundas vueltas, se le critica tanto a él como a su preparador físico, Walter di Salvo, que el equipo llegue sin fuelle al tramo final de temporada, que no esté trabajado en lo táctico, sobre todo en las acciones defensivas a balón parado, y que su juego no obedezca a un plan.