TRAS LA BARRA. Los hermanos Corral tras la barra del bar familiar Los Corales.
Jerez

Unos hermanos con mucho arte

El bar Los Corrales ya calienta motores con sus populares caracoles que se podrán disfrutar ya en primavera

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Los hermanos Corral heredaron el oficio hostelero de su padre, un jerezano que se ha tirado toda la vida detrás de un mostrador. Cristóbal Corral ha estado en El Supremo, en Las Española y en El Bombo. «También trabajó mucho en El Puerto de Santa María», comenta ahora José Antonio Corral, hijo de Cristóbal, y que ha llegado al bar familiar ubicado en el corazón del barrio de El Almendral.

Como todo bar de barrio que se precie, el bar Los Corrales es un lugar casi familiar, donde muy pocos tienen que pedir la comanda, porque «aquí nos conocemos todos», explica José Antonio.

Ya está ahí la temporada de caracoles, y cuando llegan las tardes largas y los primeros calores, el establecimiento que nos ocupa se pone de bote en bote para degustar la especialidad de la casa. «Son los tradicionales, los de siempre. Pero las cocineras le dan su toque personal», sentencia de nuevo José Antonio. Rosario, madre de los hermanos Corral, junto con Candelaria, la señora de José Antonio, sabe muy bien lo que se hacen y ya andan buscando el mejor género para traérselo al bar.

María José y Antonio también están en la brecha. Antonio se encarga del mostrador y María José de las mesas. «Viene mucha gente de otras zonas de Jerez a degustar nuestro plato estrella, que son los caracoles. Se han hecho unos de los más famosos de la ciudad», argumenta ahora María José.

Los Corrales es también ese lugar familiar donde el fútbol se vive con pasión, «aunque ahora todos hablan de Semana Santa. Aquí paran muchos costaleros que sacan varios pasos», afirma José Antonio.

Ya queda menos para que el molusco se deje ver por esos campos de Dios. Cuando menos te lo esperes, estarán dentro de la cazuela. Hornillos expertos y con algún secreto que se queda, como arcano, entre las cuatro paredes de la cocina del bar de Los Corrales.