DESARCETADO. Parri, que ayer jugó de titular, conduce el balón en un intento de acercarse al área rival.
Cádiz C.F.

Ni contra diez ni contra once

Parri no consigue ser, ni de lejos, ese medio centro que llegó en el pasado verano para poner orden al juego amarillo

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Parri nunca se ha refugiado en las excusas. Aunque lo peor de todo es que ya ni las tiene. Llegó a Cádiz con problemas de pubis y no pudo dar todo lo que decía Félix Carnero que traía desde Albacete. Las molestias remitieron pero tras la marcha de Lobos tuvo que suplirlo en la media punta, posición donde decía no sentirse cómodo. Pues bien, Natalio lo desplazó de ahí para que las lesiones de Diego Rivas y Fleurquin lo devolvieran a su demarcación favorita, la de medio centro creador. Pero nada. En Córdoba se limitó a cumplir sin mucho brillo y ayer, al valenciano se le vio más bien poco. Su juego lento y parsimonioso desesperó a la afición que no tuvo más remedio que perder la paciencia con el último fichaje de la era Baldasano.

Y sus razones tenía porque Parri volvió a decepcionar a los presentes en el estadio gaditano. En el primer tiempo, su papel se limitó a aparecer por las inmediaciones del área de Contreras para pedir un balón a los centrales al que nunca consiguió darle una salida clara para organizar algún ataque bien trabajado desde atrás. Aunque ya se preveía, su aportación en la defensa fue poca y, en la mayoría de los casos, precipitada. Aliviado por la pujanza de Bezares, su misión no era otra que crear. Pero ni por esas. Salvo en un contragolpe en el que asistió a Gustavo López a la banda cuando el árbitro señalaba ley de la ventaja en una falta a Natalio, sus pases no fueron más que para retrasar el balón o poner en algún aprieto a algún compañero adelantado.

Carencias

Pero donde más evidenció sus carencias fue a raíz de la expulsión del castellonense Aurelio. El medio centro valenciano no fue capaz de organizar un ataque en superioridad numérica e incluso tuvo que recibir la ayuda de Gustavo López, que se vino al centro, para estirar las líneas del equipo en su intento por marcar. Incluso tuvo algún despiste con el balón en los pies que pudo costarle más de un disgusto a la defensa cadista. Dos pérdidas de balón suyas en el centro del campo a punto estuvieron de acabar en dos contras mortales.

Más cómodo, aunque asfixiado, se sintió junto a Fran Cortés. Con el canterano, Parri se desprendió de la poca responsabilidad que asumió en el partido para limitarse a colgar balones al área sin criterio alguno.

Al término del encuentro, Pa-rri valoró su actuación y la dejó en un aprobado justito ya que vino a decir que estuvo como el equipo, es decir, «muy bien en la primera mitad y mal en la segunda, donde bajamos físicamente».