Manuel Puente enseña las facturas de los artículos que fue necesario comprar después del saqueo.
CÁDIZ

Cigarrillos con gran solera

El estanco de Manuel Puente, ubicado en la calle Sagasta y que fue en su día un ultramarinos, lleva abierto desde 1890

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Pocos estancos en Cádiz tienen la solera del que existe en la calle Sagasta. El negocio de Manuel Puente, un local de ultramarinos en sus orígenes que aún conserva la estantería de principios de los años 20, de «una sola pieza», es uno de los más antiguos de la ciudad. Prueba de ello es que por él ya han pasado varias generaciones. Manuel se apasiona al hablar de la historia del inmueble: «Nos consta, por las facturas, que en 1890 esto era un local de ultramarinos y que luego pasó a ser un estanco. Mi padre trabajó aquí desde los 14 años, en 1934, y yo quise seguir con el negocio. Con 16 años empecé a trabajar detrás del mostrador», explica Manuel, quien ha querido ser fiel al pasado y mantener diversos elementos del mobiliario original.

La antigüedad de los elementos decorativos es tal que aún se conserva la estantería de color blanco, de principios de los años 20, que es «de una sola pieza», los colgadores de jamón anclados en el alto techo y una puerta de madera giratoria «como las que existían en las antiguas casas de correos».

Saqueado en la Guerra Civil

Un establecimiento que, según cuenta este joven, no pasó impune por la Guerra Civil. «El local fue saqueado en octubre de 1936, en una de las tantas revueltas cuando se produjo el alzamiento. Se llevaron todo lo que había e incluso los tiradores de las puertas», refiere al tiempo que enseña las facturas, con fecha del 13 de octubre, donde se detallan todos los artículos que fue necesario comprar para reparar el local, por un importe de 100 pesetas.

Lo anecdótico es el sello que luce la factura y en donde se puede leer: «¿Viva España! ¿Viva el Ejército!».

Con esa historia es lógico que el tradicional inmueble sea visitado frecuentemente por vecinos y turistas curiosos que «antes de comprar tabaco hacen sus fotografías», asegura Manuel. Algo que no molesta a este joven que se apasiona reviviendo la leyenda de su negocio ante la cara de sorpresa de algún que otro cliente.

El aspecto añejo del local está en consonancia con el género que está a la venta. Puros y cigarrillos de «las marcas más reconocidas para los fumadores más exigentes».

jmvillasante@lavozdigital.es