APUNTES DEL DÍA

Sufragio libre

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

l interés partidista de que el 9 de marzo sea mayor o menor la afluencia a las urnas amenaza con convertirse en la manifestación más obscena de la campaña. A pesar de que las llamadas a la participación parezcan más acordes con el sentido último del sufragio universal, mientras que los deseos de enfriar el mínimo electoral invitan a que una parte de los votantes se autoexcluyan de los comicios, ambos reflejan una manera poco sana de concitar la anuencia social. Con una diferencia: siempre será más propio de la democracia convencer a los electores para que le voten a uno que disuadirlos de acudir a los colegios electorales a votar al adversario. Pero lo más sorprendente del caso es que los partidos traten de exhibir una capacidad de control sobre el comportamiento electoral que nada tiene que ver con la realidad. Porque las vicisitudes de una campaña y el enigma de cuál es su verdadero impacto en la ciudadanÌa hacen que cada candidato navegue casi a la deriva durante quince días. Al final, también esta vez serán más relevantes los efectos inducidos que los pretendidos; el movimiento reactivo que cada partido genere en el bando adversario que su propio poder de arrastre. Pero hoy sólo pueden preverse las consecuencias de los actos m·s extremos. De ahí que sea recomendable, tanto para el PSOE como para el Partido Popular, que se limiten a pedir el voto a sus respectivos candidatos, absteniéndose de jugar a la tensión o a la distensión intentando convencerse de que pueden teledirigir la voluntad popular.