Sociedad

El semestre más seco en 60 años

Desde octubre que «sólo ha llovido un poco más de la mitad de lo que debería haberlo hecho». Los regantes del Ebro toman medias excepcionales a la espera de avistar nubes de agua en el horizonte

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Hace buen tiempo cuando no llueve, decimos, pero si nunca cae agua, los tiempos acaban por ser muy malos. Salvo que este mes diluvie, algo que no es previsible, marzo cerrará el semestre hidrológico (desde octubre) más seco de los últimos 60 años. «Sólo ha llovido un poquito más de la mitad de lo que debería haberlo hecho», interpretaba ayer Francisco Cadarso, director del Instituto Nacional de Meteorología (INM). Los agricultores riojanos temen pérdidas «importantes» en el cereal porque, para agravar la situación, los conejos, ante la falta de hierba, se están comiendo los sembrados. En Córdoba, el obispo Juan José Asenjo pide oraciones especiales para implorar la lluvia necesaria. En Barcelona se plantean llevar agua en barcos desde la desalinizadora almeriense de Carboneras, mientras la escasez de precipitaciones ha dejado a Galicia sin grelos. Y las lecciones de la escuela que proclaman al Ebro como «el río más caudaloso» ya no habrá que memorizarlas. España tiene sed.

Al tiempo que aprovechaba para pedir a la población que siga manteniendo sus hábitos de ahorro, concienciación y sensibilidad frente a la delicada situación, ayer mismo, el Gobierno autorizaba por la vía del decreto a los regantes de la Cuenca Hidrográfica del Ebro a adoptar las medidas que crean convenientes para no tener cortar el abastecimiento en las ciudades. Poderes excepcionales para modificar incluso los derechos concesionales de los particulares y abrir pozos de emergencia en caso de ser necesario. Los ministros no se enzarzaron en acaloradas discusiones sobre la conveniencia o no de tomar esta medida; saben que hace falta agua, no calentar el ambiente. Se quedaron secos al conocer que las reservas del Ebro están al 46%; el año pasado eran del 58. La situación más complicada se vive en las zonas reguladas de La Rioja, Aragón, Navarra y Cataluña, frente a la situación de normalidad de las cuencas del Bayas, Zadorra e Inglares. Regantes del Júcar, Segura, Guadalquivir y Tajo se guían por un decreto similar desde hace tres años. En el momento en que se recuperen los embalses, en el Ebro dejará de tener vigor. Se espera que para noviembre.

Abastecimiento humano

El Consejo de Ministros autorizaba ayer también una transferencia de 4,99 hectómetros cúbicos desde la cuenca Atlántica Andaluza a la del Guadalquivir para asegurar el abastecimiento de los municipios del Condado de Huelva y matar la sed del entorno del Parque de Doñana -la cuenca del Guadalquivir se enfrenta a su cuarto año consecutivo con precipitaciones por debajo de la media-. Lo que sea, para no dar un paso atrás en el tiempo y revivir las circunstancias de principios de los noventa, cuando a doce millones de españoles se les aguó la fiesta por verse obligados a cambiar su rutina al sufrir cortes en el suministro de casa de hasta doce horas. Ahora también hay números que cantan. Ejemplos. Cuatro de los trece sistemas de explotación de la cuenca del Duero se encuentran en estado de emergencia por la sequía y cinco más, peor, en alerta, lo que puede tener sus consecuencias en el regadío. El embalse de Ricobayo, en Zamora, fotografiado esta semana, clama a gritos un aguacero. Allí se rasca la tierra marchitada del fondo y sale polvo. En el de Entrepeñas, en Guadalajara, hay algún charco, pero las claraboyas se resecan sobre un firme acartonado. Y el de Almansa, el más antiguo de España, al sureste de la provincia de Albacete, está al cero por ciento.

Más quisieran muchos que aguardar a que escampe, pero no se avistan nubes grises en el horizonte. Enero fue el sexto más cálido desde 1971, con 1,7 ºC por encima de la media, y continuó siendo seco. «Estamos a la espera de que vengan los temporales de primavera y cambie la situación», subraya el presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), José Luis Alonso. A principios de esta semana, ordenaba adaptar el uso hidroeléctrico del Ebro a la situación de sequía y reducir la turbinación. Hoy se produce en Aragón el 40% de la energía de un año medio. Los que también están bajos son los agricultores de media España. En Castilla la Mancha han perdido el 60% del cereal de invierno, denuncian en el colectivo Asaja. Por la falta de agua y las heladas.